El ministro de Exteriores apuesta por un acuerdo "equilibrado, razonable y riguroso" y no ve "amenazas ni chantajes" en la carta de salida de la UE de Theresa May
El Brexit arranca con intensidad. La carta de la primera ministra británica, Theresa May, garantiza emociones fuertes en el primer divorcio de la UE en 60 años. Bruselas ha reaccionado con firmeza; Berlín, que mostró cierta complacencia al principio, ha endurecido su posición. España, en cambio, aboga por un Brexit de terciopelo. Un informe del Gobierno apuntaba ya en esa dirección a la vista de los fuertes lazos comerciales, económicos y de todo tipo con Reino Unido; el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis (Jerez, 1955), lo dice alto y claro en esta entrevista. Dastis recibe a EL PAÍS en un despacho del Consejo Europeo. Y en plena refriega: acaba de conseguir que la UE se ponga del lado de España en el litigio de Gibraltar. Lo más parecido a sus líneas rojas son el Peñón y Escocia. En lo demás, lejos del Brexit duro que se impone en las primeras etapas de las conversaciones, el jefe de la diplomacia española opta por la delicadeza y la persuasión.
Pregunta. La carta de May contiene promesas y concesiones, pero también amenazas y chantajes. ¿Es el mejor punto de partida?
Respuesta. No veo amenazas y chantajes, francamente. El énfasis se ha puesto en que la carta vincula la consecución de un buen acuerdo comercial a la cooperación en seguridad y terrorismo: una especie de comercio o terror. Pero la cooperación en seguridad beneficia tanto a Europa como a Reino Unido. Yo no me siento chantajeado: nuestra seguridad está en manos de Europa, no en manos de Londres. Ni siquiera creo que esa sea la intención de May.
P. El comercio va de la mano de la seguridad 11 veces en seis páginas en esa carta: los británicos amenazan incluso con no compartir datos con Europol.
R. En ese caso tampoco Reino Unido podrá tener acceso a los datos europeos. Y ellos tienen mucho interés en compartir datos.
“No veo amenazas ni chantajes en la carta de Theresa May”
P. Londres quiere que el acuerdo de divorcio y el comercial se negocien en paralelo. Alemania se niega en redondo. ¿Y España?
R. España está con la posición común: vamos a una negociación secuencial. Pero si uno lee la carta cuidadosamente, de lo que habla May es de que ambas cosas, la salida y el pacto de libre comercio, deben ser acordadas a la vez, no necesariamente negociadas en paralelo. España, eso sí, cree que lo ideal sería empezar por los derechos de los ciudadanos.
P. Hay medio millón de británicos en España. ¿Esa no es una baza a favor de España?
R. La idea es que el estatuto de Reino Unido, cuando salga, sea lo más parecido posible al que tiene ahora. No podrá estar basado en la libre circulación, pero ya tenemos regulaciones para terceros países que están muy cerca del estatuto de un ciudadano de la UE. Además, vamos a aplicar el principio de reciprocidad: si Londres toma medidas que perjudiquen los derechos de los europeos, haremos lo mismo.
P. Un informe del Gobierno incluye la posibilidad de ofrecer, ya de entrada, el freno migratorio. ¿No es demasiado para empezar?
No habrá cierre de la verja
España se apunta un tanto con Gibraltar: para no dejar a la colonia en un limbo, las instituciones europeas y el resto de socios dejan claro que Londres tiene que avenirse a negociar con Madrid. España tiene, en fin, una suerte de derecho de veto y ha conseguido que la UE deje atrás la neutralidad en ese asunto dentro de las directrices para empezar a negociar. “No creo en la diplomacia del megáfono”, arranca el ministro, “pero hemos hablado con los socios y las instituciones en las últimas semanas y hemos dejado clara la posición española: cuando Reino Unido salga de la UE, el socio de la UE es España, y en el caso de Gibraltar la UE está obligada, por tanto, a ponerse del lado de España”. “No creo que haya que hablar de vetos: la propuesta es solo un borrador de orientaciones y aún debe ser aprobada por los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete. Pero valoramos muy positivamente que el documento recoja la postura de España”, añade.
Dastis no es partidario de cerrar la verja con el Peñón, a pesar de que un informe elaborado por el Gobierno baraja esa posibilidad. “La intención no es cerrar la verja: la idea es que los españoles que viven en el Campo de Gibraltar y trabajan en Gibraltar sigan haciendo lo mismo. No entra dentro de mis planes cerrar la verja. No veo cómo nos beneficia”.
R. Se trata de un documento inicial, que no necesariamente refleja la que vaya a ser la posición de España en la negociación.
P. ¿Qué Brexit quiere España?
R. Preferiría no simplificar, pero si hay que elegir entre Brexit duro o blando, España está más cerca del Brexit blando. Lamentamos que Reino Unido se vaya. Queremos un acuerdo equilibrado, razonable y riguroso, pero es cierto que si se van a ir del mercado común y de la unión aduanera, es difícil que eso sea exactamente Brexit blando. España quiere tener una relación estrecha con Reino Unido: lo más cercana posible a lo que tenemos ahora. Si eso se quiere definir como Brexit blando no tengo mayor inconveniente.
P. ¿Hay riesgo de no acuerdo?
R. Las probabilidades de que no haya acuerdo son muy bajas. Ambas partes saldrían perjudicadas. El tono de la carta va por ahí: May podría haber repetido en su carta que un no acuerdo es mejor que un mal acuerdo, como dijo en enero. Y no lo ha hecho.
P. Hay mucho veneno en esa misiva. Envuelto en papel regalo.
R. Habría que cotejar el discurso de enero en Lancaster House y la carta, pero creo que la actitud ha mejorado.
P. Contra el cliché de la división, la unidad a Veintisiete ha sido la tónica hasta ahora. ¿Aflorarán más adelante las diferencias?
R. Habrá discusiones internas, y momentos en los que las posiciones de unos y otros no encajen. Pero confío en que mantengamos la unidad: nos jugamos mucho.
P. ¿Teme por las empresas más expuestas, como Santander, Iberdrola, Telefónica?
R. No creo que los británicos tengan interés en castigar a las empresas europeas, lo mismo que España y la UE tampoco tienen interés en castigar a los británicos.
“Escocia saldrá de la UE cuando salga Reino Unido: lo demás ya veremos”
P. ¿España podría buscar acuerdos bilaterales, como sugiere el informe del Gobierno?
R. Nuestro negociador es Michel Barnier. La Comisión va a negociar por nosotros en todo lo que sean competencias de la UE. Luego hay competencias nacionales: incluso ahí creemos que es preferible negociar conjuntamente, pero si por alguna razón eso no cuaja, no renunciamos a nuestras competencias y a la posibilidad de complementar la negociación conjunta con una negociación bilateral, por ejemplo en Seguridad Social. Siempre que eso no perjudique a los Veintisiete.
P. ¿Qué pasará con Escocia?
R. Saldrá de la UE cuando salga Reino Unido: lo demás ya lo veremos. España no ve con buenos ojos que ningún Estado europeo inicie procesos de fragmentación. Dicho esto, si en aplicación de sus leyes el resultado de ese proceso fuera una división del Reino Unido, cualquier parte del Reino Unido que se convierta en un Estado y quiera adherirse a la UE tendrá que solicitarlo. Y seguir los pasos que están estipulados.
P. ¿España vetaría el acceso?
R. De entrada no veo que vayamos a bloquear.
P. ¿Los paralelos con Cataluña influyen en ese “de entrada”?
R. No. En Escocia hubo un referéndum de acuerdo con las leyes. En España no puede haberlo de acuerdo con la Constitución; si se modificara la Constitución, ya lo veríamos. No creo sean casos comparables.
P. Hay mucho humo sobre el Canal. ¿Ha entendido la UE lo que quieren los británicos y viceversa?
“Queremos un acuerdo equilibrado, razonable y riguroso”
R. Esta negociación es la primera de este tipo; está sometida a un alto grado de incertidumbre. Pero a la larga habrá acuerdo.
P. Hace una semana la UE celebraba 60 años; cuatro días después, Reino Unido dijo adiós. ¿El Brexit es la expresión más acabada de un malestar más profundo en Europa?
R. El Brexit obedece en gran medida a la situación interna británica. Y no es fácilmente reproducible en ningún otro país. Los británicos entraron a regañadientes, fueron siempre europeos reticentes. Ahora salen porque piensan que van a estar mejor fuera: allá ellos. La UE nació sin el Reino Unido y seguirá adelante sin el Reino Unido. Pero habríamos preferido otra cosa: España tiene claro que el futuro de la UE pasa por una mayor integración.
P. En cambio Berlín enfatiza en las distintas velocidades, incluso fuera de los tratados.
R. No, no. Alemania quiere explorar las distintas velocidades, pero dentro de los tratados.
P. La migración explica en gran parte el Brexit. ¿La negociación, con ese énfasis por controlar las entradas de migrantes, puede emponzoñar ese debate?
R. Londres ha juntado dos realidades: la inmigración procedente de terceros países y la de los europeos que ejercían sus derechos como ciudadanos de la UE. Los datos no avalan las historias tremendistas que han salido. Los motivos del Brexit están más basados en esa sensación tan británica de estar en la Unión Europea pero no ser la Unión Europea.