La jefa de la diplomacia española esbozó hoy ante el Consejo de los Embajadores Árabes en Madrid su visión sobre la política exterior española hacia el Mediterráneo y el mundo árabe.
En este almuerzo de trabajo con los representantes de países árabes, la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, recordó que el futuro del Mediterráneo y particularmente de su orilla sur afecta directamente a la seguridad y estabilidad de España y la UE. Afirmó que nuestro país continuará a impulsar las oportunidades que la región ofrece y a contribuir al progreso democrático y al fortalecimiento de las instituciones. La Ministra señaló asimismo que España trabajará por encontrar una solución política a viejos y nuevos conflictos y por fortalecer la cooperación en la lucha contra el terrorismo.
Para España, la relación con la ribera sur del Mediterráneo tiene una particular importancia, con retos clave como la integración (la Ministra recordó precisamente la celebración del 25 aniversario de la conferencia que lanzó el Proceso de Barcelona) y el fomento de las relaciones económicas, incluida la inversión, y comerciales con el mundo árabe. Subrayó además que la diplomacia económica será precisamente uno de los ejes de su Departamento. En este sentido, recordó que las empresas españolas son líderes en sectores estratégicos y deben ser la punta de lanza de esta nueva diplomacia.
Al ser preguntada por el Proceso de Paz en Oriente Medio, la Ministra ha asegurado que es urgente que palestinos e israelíes negocien directamente un acuerdo que tenga en cuenta sus respectivas aspiraciones con el apoyo de la comunidad internacional. “España está preparada para continuar trabajando por la resolución del conflicto, a la luz de nuestro compromiso con la solución de los dos Estados, las resoluciones de las Naciones Unidas y los parámetros legales internacionalmente aceptados”, dijo la Ministra González Laya.
Por último, Arancha González Laya se refirió a la cuestión migratoria: “se trata de un fenómeno estructural que requiere una gestión global e integrada que incluya respuestas tanto para los flujos irregulares como para la migración regular. España ha tenido excelentes resultados gracias a la colaboración activa con Marruecos, Mauritania y Argelia”.