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ENTREVISTA

“El Eje de Berlín-París es cada vez más insuficiente”

"Die Welt", Alemania, 25-03-2019. Entrevista con el ministro de Asuntos Exteriores Josep Borrell, de ANNETTE PROSINGER

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El ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ve a su país como mediador en la UE y reclama más fondos para Marruecos en la lucha contra la crisis de los refugiados.

Josep Borrell, ministro español de Asuntos Exteriores y ex presidente del Parlamento Europeo, se presenta a las elecciones europeas por los socialistas. Su objetivo es redefinir el papel de España en Europa.

Sr. ministro, “el problema de la migración amenaza la estabilidad de la Unión Europea y puede desencadenar una crisis mayor que la del euro”. Esas fueron sus palabras hace menos de un año. La costa andaluza se convirtió entonces en el principal punto de llegada de migrantes procedentes de África, y de repente un partido populista de derecha celebraba triunfos también en España. ¿Tienen ustedes ahora esta crisis en su propio país?

Sí, aunque nos sorprendió un poco. Después de que Italia cerrara sus puertos, 65.000 migrantes cruzaron el Estrecho de Gibraltar el año pasado. Afortunadamente, las cifras están bajando, gracias principalmente a una mayor cooperación con Marruecos.

España espera reducir el número de migrantes que llegan anualmente al país a 30.000. ¿Apuesta Ud. exclusivamente por Marruecos? ¿O está considerando también otras opciones, como el traslado de los buques de control de la misión “Sophia” de la UE, que Italia ya no quiere, a las aguas en la costa andaluza?

La misión “Sofía” fue creada para la ruta Libia-Italia, y sería mejor que se quedara allí para que el flujo de migrantes no vuelva a aumentar. En el Estrecho de Gibraltar no necesitamos barcos de guerra de diferentes países. Nuestros barcos de patrulla y la cooperación con Marruecos son suficientes. Más bien, debemos ayudar a los marroquíes a controlar las fronteras, y para ello se necesita mucho dinero.

¿Considera Ud. suficiente el apoyo de la UE en este tema?

Entretanto, sí.

En diciembre, en las elecciones autonómicas de Andalucía, el antes insignificante partido Vox obtuvo de golpe doce escaños en el parlamento regional. ¿La debe el partido xenófobo Vox este éxito a la crisis migratoria?

La migración es sólo una razón. La otra es la reacción al movimiento independentista en Cataluña.

¿Ha despertado el nacionalismo catalán el nacionalismo español?

Eso es lógico. Está claro que la gente se enfada cuando ve que queman su bandera nacional y toda España es insultada como ladrona.
 
Durante su corto mandato, su partido, el PSOE socialdemócrata, ha subrayado repetidamente su compromiso con Europa. Como si quisiera decir: “No somos Italia”.

Es que no lo somos, y nunca lo seremos.

Ud. mismo vuelve a sentirse atraído por Bruselas: se presentará a las elecciones europeas. Como ex presidente del Parlamento Europeo, difícilmente aspirará a un escaño ordinario, ¿no es así?

En primer lugar, unas elecciones europeas de este tipo son una gran oportunidad para plantear preguntas fundamentales sobre lo que debería ser Europa y los peligros que plantea este proyecto. Eso es exactamente lo que el presidente francés Macron y la Sra. Annegret, digo AKK, acaban de hacer. Aunque sólo sea para llevar a cabo estos debates, las elecciones europeas ya merecen la pena.

España quiere aprovechar el brexit para poder desempeñar un papel más importante por sí misma. ¿Su misión en Bruselas es contribuir a ampliar el eje Berlín-París hacia Madrid?

El eje Berlín-París es necesario, pero cada vez menos suficiente. Los dos países, Francia y Alemania, han demostrado que por sí solos ya no están en condiciones de hacer avanzar a Europa. Son necesarios más Estados para participar en la tarea de liderazgo. Para ser sincero, los intereses de ambos países también son muy distintos. Esto se puede observar todos los días: fíjese en Nord Stream 2 o en las diferentes posiciones sobre el suministro de armas a Arabia Saudí. Hay un conflicto de intereses.

¿Cuál es la posición de España sobre el renacimiento de Europa proclamado por Macron?

Creemos que hay que ir aún más allá. El discurso de Macron sólo se mueve a nivel gubernamental, pero para una Europa más unida y más social también debe haber avances a nivel institucional. Debemos crear más instituciones europeas que trabajen más allá de las respectivas fronteras nacionales. En otras palabras, en algunos casos necesitamos superar la soberanía nacional. Pero durante mucho tiempo, Alemania y Francia han estado jugando al escondite: a veces es Alemania quien quiere más Europa mientras que Francia pisa el freno; otras veces, como en la actualidad, es al revés, dependiendo siempre de las circunstancias en política interior.

¿Y cuál sería la tarea de España en este juego?

España es la síntesis perfecta de ambos, y puede jugar un papel importante en Europa. Esto permitirá avanzar a la UE. Después de todo, para Alemania, Europa ha sido una oportunidad para rehabilitarse internacionalmente después de la guerra. Y gracias a Europa, Francia pudo superar la pérdida de sus colonias. Ambos países pudieron superar así sus traumas históricos. Para nosotros fue diferente.

¿Por qué? Después de 40 años de dictadura franquista, España acarreaba suficientes traumas.

Sí, pero eso fue algo interno. Nosotros no hicimos una guerra contra otros países y nuestras colonias se habían perdido hace mucho tiempo. Para nosotros, entrar en Europa fue la oportunidad de poner fin a dos siglos de aislamiento; un aislamiento que duró desde la batalla de Trafalgar hasta la muerte de Franco.

España aún se está recuperando de la crisis del euro, que la golpeó duramente. Muchos españoles han maldecido la política de consolidación europea, que entendieron sobre todo como un dictado de austeridad alemán. ¿Es Europa demasiado alemana?

El país más fuerte, que más dinero puede dar y está más comprometido, también es, por supuesto, el que más influye en el diagnóstico y, por lo tanto, en la terapia. Sigo creyendo que el diagnóstico no fue del todo completo, porque siempre se trataba sólo de los déficits financieros. Pero España no tenía un problema financiero, como por ejemplo Grecia. Nuestro verdadero problema en la crisis era la competitividad. Eso debería haberse tenido más en cuenta. En Grecia, el déficit financiero creó la crisis. Pero en España fue justo al revés: la crisis provocó el déficit.

La imagen de España en el extranjero se está resintiendo mucho debido a la crisis de Cataluña. En Alemania, una gran parte de la opinión pública está convencida de que el movimiento independentista persigue objetivos poco realistas y también muy egoístas. Sin embargo, a muchos alemanes los independentistas les resultan más simpáticos que el poder estatal en Madrid, presuntamente tan siniestro. ¿Por qué España no consigue venderse con una mejor narrativa?

Probablemente porque no tiene ninguna. Los separatistas son excelentes contando historias. Son absolutos profesionales en ello y no tienen inconvenientes en inventarse una historia con tal de que el relato sea bueno. Y, desafortunadamente, nuestro gobierno predecesor no supo cómo contrarrestar eso. Nosotros lo estamos intentando ahora, pero probablemente ya sea demasiado tarde.

El juicio ante el Tribunal Supremo contra los líderes del movimiento independentista tampoco mejorará la imagen de España.

Pero por favor, el poder judicial español se está asegurando de que este juicio sea un modelo de transparencia. El juicio está siendo retransmitido en directo por televisión y se han acreditado cientos de periodistas. Que se haya llegado a este proceso judicial no es una decisión política. Se debe simplemente al hecho de que unas personas han violado deliberadamente la ley.
 
Pero sean cuales sean los veredictos finales, una cosa es segura: sólo reforzarán la leyenda de los mártires catalanes.

Recientemente, el vicepresidente de la Generalitat de Cataluña tuvo la osadía de comparar la situación de los catalanes con la desesperada situación de la pobre Ana Frank en la Ámsterdam ocupada por los nazis. ¿A qué viene esta comparación? Hay que estar mal de la cabeza. Quien habla así vive en un mundo paralelo.

¿Cómo pretende resolver el conflicto con los separatistas? Todos los intentos de diálogo han fracasado hasta ahora.

Pero no hay otra solución. Vivimos en un estado de derecho, nuestros únicos instrumentos son los de la política.

¿Por qué apenas se manifiesta el lado opuesto, la otra mitad de los catalanes que están en contra de la independencia?

Ciertamente, hay gente en Cataluña que ha empezado a plantar cara a los separatistas. Pero los que están en contra acaban teniendo problemas. A todo aquel que no sea catalán de nacimiento se le dirá que se vaya. Yo eso lo llamo racismo. Y a los que como yo son catalanes y están en contra del movimiento, se les llama traidores.

¿Es cierto que ya no puede salir a la calle en su pueblo natal de los Pirineos?

Sí que puedo ir, pero no sería muy agradable. Por todas partes colgaron carteles en los que me llamaban una vergüenza para el pueblo. El revuelo que causaría mi visita es algo a lo que no me quiero someter, y tampoco querría que mis amigos de allí tuvieran que soportarlo. 

Recuadro informativo:

Josep Borrell estudió aeronáutica y se pasó posteriormente a las ciencias económicas, entrando finalmente en política a principios de su treintena. Entre otras cosas, el socialdemócrata fue ministro de Obras Públicas y Transporte en el Gobierno de Felipe González, presidente del Parlamento Europeo y presidente del Instituto Universitario Europeo con sede en Florencia. Borrell es oriundo de la localidad pirenaica catalana de La Pobla de Segur, donde su padre era panadero, y es un ferviente opositor al movimiento independentista.