El asiento que ocupa desde el 1 de enero en el Consejo de Seguridad de la ONU otorga a España una nueva dimensión: la de compartir la máxima responsabilidad en la salvaguarda de la paz y la seguridad internacionales. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha hablado con EL PAÍS en El Cairo (Egipto), donde ha pasado los últimos días del año 2014, sobre los retos que este papel supone para la diplomacia española.
Pregunta. ¿Cuáles serán las prioridades de España en el Consejo de Seguridad?
Respuesta. Coinciden con las del propio consejo, que giran en torno a los conflictos en Oriente Próximo y el norte de África, una situación más complicada tras la aparición del Estado Islámico (EI). Por esta razón, he visitado Egipto esta semana, y en los próximos días viajaré a Jordania, Palestina e Israel. Creo que hay indicios de que se pueden producir cambios importantes en una línea positiva en la región. Dicho esto, obviamente, para España siempre es también una prioridad América Latina, y en concreto la situación en Cuba.
P. ¿Qué cambios prevé en Oriente Próximo?
R. En los dos años que le quedan a Obama en la Casa Blanca la diplomacia estadounidense va ser más activa. El desbloqueo de la situación en Cuba indica que quiere cumplir su agenda en política exterior. Su objetivo es pasar a la historia como el presidente que más hizo en la lucha contra la proliferación nuclear, lo que indica que apostará fuerte para alcanzar un acuerdo sobre el panorama nuclear iraní. De conseguirlo, eso tendrá repercusiones importantes en otros escenarios, como Siria.
P. ¿Cree que Irán podría dejar caer a Bachar el Asad?
R. Irán puede facilitar una solución política que pase por la formación de un Gobierno de transición sin Asad, pero con una importante presencia de su comunidad, la alauí. Las perspectivas de paz son las mejores de los últimos años. El cambio fundamental proviene de la posición de los Estados árabes más opuestos al régimen sirio, Arabia Saudí y Emiratos Árabes. El consenso es unánime en Occidente en que Asad no puede continuar en el poder. El primer paso hacia ese escenario, que Rusia también acepta, es un alto el fuego en algunos frentes de una guerra que solo beneficia al EI.
P. ¿Le preocupa la implantación del EI en el norte de África?
R. Sí, y muy especialmente en Libia. La bandera negra ya ondea en algunas ciudades del país. Hay que facilitar un final del conflicto bélico pues su prolongación propicia la implantación de los extremistas. Y el riesgo de contagio por todo el norte de África es muy serio, una auténtica amenaza para nuestra seguridad nacional. Creo que el enfoque de [el enviado de la ONU] Bernardino León de que no existe una solución militar sino política al conflicto, y que ésta solo puede llegar a través del diálogo entre los dos parlamentos es la adecuada. Las partes están convocadas a una reunión el día 5. Si las conversaciones son exitosas, nuestra aspiración es convocar una cumbre en Madrid.
P. ¿Por dónde debe ir la reforma del Consejo de Seguridad?
R. Formamos parte de un grupo de países conocido como Unidos para el consenso. No pensamos que sea sensato aumentar el número de miembros del Consejo de Seguridad, pero sí prologar la duración del mandato de los no permanentes. Asimismo, apostamos por introducir algunos límites a la capacidad de veto de los miembros permanentes, y un cambio en las relaciones entre el Consejo de Seguridad y la Asamblea General.
P. Tras el deshielo entre Cuba y Estados Unidos, ¿cuál será la política de España hacia la isla?
R. La misma que hasta ahora: buscar la normalización de nuestras relaciones. No se puede tener una política en América Latina sin esta condición. Si viajé a Cuba fue porque era consciente que habría un deshielo con EEUU pronto. Entonces parte de la opinión pública no lo entendió. Su periódico luego dijo que la Unión Europea ha seguido a EEUU, pero es al revés. En noviembre del 2012, el Consejo de la UE aprobó un mandato de negociación con Cuba gracias a la iniciativa de España.
P. Uno de los retos de 2015 puede ser la aprobación de una declaración de independencia de Cataluña después de unas elecciones anticipadas. ¿Cree que algún Estado reconocería a Cataluña?
R. Apostaría a que no, ninguno. Para empezar, no contaría con los votos suficientes en el Consejo de Seguridad para entrar en la ONU. Además, quedaría fuera de la UE. Por lo tanto, no tendría acceso a la financiación del FMI ni del Banco Central Europeo. Su economía se vería muy perjudicada. No creo que nadie que ame a Cataluña desee ese escenario.
P. ¿Impedir el éxito de una declaración de independencia forma parte de sus
Prioridades?
R. Sí, siempre, haré todo lo posible por impedirlo
“La paz árabe-iraelí es urgente y necesaria”
Pregunta. ¿Qué mensaje transmitirá a las partes del contencioso árabe-israelí en su próxima visita?
Respuesta. Que estamos ante una oportunidad para conseguir una paz necesaria y urgente. La resolución del conflicto no puede esperar más porque enturbia las relaciones de Occidente con el mundo islámico y envenena la convivencia en la región. Si no se logra la paz, la posición de [el presidente palestino] Mahmud Abbas se verá debilitada, y ello solo beneficiará a los extremistas. La posición de España es que ambas partes deben abstenerse de tomar decisiones unilaterales que dificulten la solución de los dos Estados, la única viable. Es decir, los palestinos no deben judicializar el conflicto y los israelíes frenar los asentamientos en Cisjordania.