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Del Ministro, sobre los preparativos de la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, ante la Comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado.

2012(e)ko azaroak 12

Se abre la sesión a las dieciséis horas.

 El señor PRESIDENTE: Buenas tardes, señorías.

 Se abre la sesión.

Aprobación, si procede, del acta de la sesión anterior, celebrada el día 8 de noviembre de 2012, que ha sido distribuida entre los portavoces de los grupos parlamentarios.

¿Algún senador desea hacer alguna observación? (Denegaciones.)

¿Se puede aprobar por asentimiento? (Asentimiento.)

Queda aprobada.

Gracias.

El único punto del orden del día de la sesión de la Comisión de Asuntos Iberoamericanos es la comparecencia, a petición propia, del señor ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, don José Manuel García-Margallo y Marfil.

Señor ministro, le doy la bienvenida y le agradezco mucho su presencia en esta Cámara, sobre todo porque es la segunda comparecencia en un plazo muy breve.

 Sin más, le cedo la palabra.

 El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (García-Margallo y Marfil): Muchas gracias, señor presidente.
 Señoras y señores senadores, si en múltiples ocasiones he dicho que el propósito del ministerio es que la política exterior fuese una auténtica política de Estado más que una auténtica política de Gobierno, eso es especialmente cierto en las relaciones con Iberoamérica.

 Estamos en este momento en vísperas ―esta misma semana se va a desarrollar― del acto que culmina la cumbre iberoamericana, y digo que es el acto que lo culmina porque a lo largo de todo el año se han celebrado ―como luego tendré ocasión de explicar― reuniones ministeriales, seminarios, foros, visitas, etcétera, en que se han ido ya adoptando determinadas declaraciones y conclusiones que sirvan para revitalizar y revisar las relaciones entre España y Portugal, de un lado, y los países iberoamericanos, del otro.

 En mi anterior comparecencia sobre la cumbre tuve ocasión de hablar sobre cuáles eran los fundamentos y los objetivos principales en que se basaba la política exterior iberoamericana. En esta comparecencia quiero ser mucho más concreto y explicar los planteamientos, los preparativos y los resultados que esperamos de la cumbre que se celebrará en Cádiz los días 16 y 17 de diciembre.

 En cuanto a los planteamientos, que es la primera de las rúbricas que quiero señalar, he de hacer tres observaciones: en primer lugar, se trata de sentar las bases de una relación renovada con América Latina. El tiempo ha pasado desde las cumbres anteriores, el mundo ha cambiado y parece obvio que debemos adaptar la comunidad iberoamericana a estos tiempos que cambian a una velocidad vertiginosa.

 En segundo lugar, es que además de intentar sentar las bases para esa relación renovada vamos a celebrar y a homenajear la Constitución de Cádiz, la Constitución de 1812, que supone ―así se ha dicho― la primera Carta del Atlántico que la humanidad ha conocido. La Constitución de Cádiz supone el triunfo de la razón, a favor de la libertad, redactada en lengua española; constitución que sirvió también de precedente a las repúblicas iberoamericanas después de la independencia.

 En tercer lugar, para que la cumbre no se quede en un puro acontecimiento lleno de palabras huecas, de retórica, de palabrería, hemos intentado dar un impulso a iniciativas concretas que den respuesta a lo que la comunidad iberoamericana debe hacer a partir del siglo XXI.

 El título de la cumbre, y la primera observación que he hecho en el primer planteamiento, habla de renovación; renovación porque el mundo, como he dicho en repetidas ocasiones, está en un cambio absolutamente vertiginoso. Nadie duda ya que estamos en un mundo multipolar, se ha abandonado desde hace unos años el sueño de un mundo unipolar regido por una única potencia hegemónica ―hoy hay que contar con distintos centros de poder, con distintos ejes, con distintas áreas― y es el momento de que la comunidad iberoamericana ―si quiere hacer valer su peso en este mundo cambiante― una sus esfuerzos, una sus reflexiones y sus actuaciones en el mundo, ya sea en el cambio de la estructura de Naciones Unidas, en el G20, en el cambio del orden monetario internacional que está en puertas, en la renovación de la agencia de comercio en Doha o en la puesta en marcha de la agencia de cambio climático en Río.

 Si eso es verdad en el mundo en general, es todavía más cierta la rapidez del cambio en América Latina. En América Latina o Iberoamérica ―como quieren los portugueses que denominemos a nuestra comunidad― se están poniendo en marcha procesos de integración novedosos, embrionarios unos, más desarrollados otros, que habrá de alguna manera que aunar y la cumbre puede ser un motivo para reflexionar sobre cómo hacerlo y crear sinergias entre todas estas instituciones. CELAC, Unasur, Mercosur, Mercado Centroamericano, etcétera, son realidades en este momento, que están iniciando un camino en el que nuestra experiencia ―y me refiero a la experiencia europea― puede ser importante.

 Si el mundo ha cambiado y ha cambiado América Latina, las relaciones entre América Latina y la Unión Europea han cambiado aún más. Solo hace unos años la relación de fuerzas era francamente asincrónica respecto a los dos continentes. Europa avanzaba en su integración a una velocidad de crucero altísima, experimentaba un crecimiento importante ―era la famosa época de los gloriosos treinta― mientras que en América Latina se vivía de sobresalto en sobresalto en términos políticos, de asonadas, golpes militares, movimientos populistas y, desde un punto de vista económico, se llegó a hablar de una década perdida.
 Ahora la realidad es distinta; se ha invertido. El proceso de integración americano avanza a una velocidad relativa mayor que el europeo, que está atascado en los famosos cuatro pilares que ha puesto en marcha el presidente del Consejo Europeo ―la unión bancaria, la unión fiscal, la unión económica y la unión política― y, en términos económicos, América Latina crece mucho más deprisa de lo que está creciendo la Unión Europea.

 Es obvio que este cambio del escenario económico ha determinado también un cambio en las percepciones. En esa época anterior, hace diez o quince años, América Latina miraba hacia Europa aunque solo fuese para compensar la influencia hegemónica de los Estados Unidos; en este momento, América Latina ha dejado de mirar o de mirar prioritariamente a la Unión Europea y la Alianza para el Pacífico viene a demostrar cuál es el eje de interés de los nuevos países iberoamericanos y la Unión Europea en general y España, en particular, deberían hacer un esfuerzo si no quieren perder el paso y la presencia en este continente.

 La cristalización de este cambio de relación debe materializarse en una actuación conjunta en los foros donde estamos. No por casualidad hoy formamos parte del G20 cuatro países de la comunidad iberoamericana: Argentina, Brasil, España y México. No por casualidad somos muchos los países iberoamericanos que tenemos un peso importante en Naciones Unidas y en los órganos nacidos de Bretton Woods: Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, etcétera. La cumbre viene a consolidar estas relaciones, a dar un nuevo impulso a estas relaciones, a dar una nueva energía a estas actuaciones. La cumbre debe servir para hacer un balance también y relanzar las diferentes actuaciones de cooperación iberoamericanas aprobadas por las cumbres anteriores, que son muchas. Hay 23 programas, seis proyectos y una iniciativa en marcha en muy diversos ámbitos, desde la construcción de un espacio audiovisual, como Ibermedia, la reducción del analfabetismo, la mejora de los archivos y museos, Iberarchivos e ibermuseos, el desarrollo urbano, CEDAO o la cooperación en el campo de la ciencia y la tecnología, CITED. El objetivo principal de la cumbre en este apartado de revisión de lo hecho es pasar revista, hacer un balance y ver qué es lo que tenemos que hacer para seguir incorporando países a estas iniciativas y aumentar la cooperación en los distintos ámbitos.

 En el momento en que vivimos no es cuestión de pasar revista a la situación del mundo desde un punto de vista económico; estamos en una crisis profunda que dura ya muchos años. Los informes de todos los expertos y organismos internacionales auguran un decrecimiento económico importante con grave deterioro del nivel de vida de los ciudadanos; por tanto, no es extraño que una de las primeras prioridades de la cumbre sea analizar la situación económica del mundo.  Acabo de volver ahora de una reunión en Laos con una organización que se llama ASEM —Asia-Europe Meeting— donde están presentes el 60% de la población del mundo y el 60% del producto interior bruto del mundo. Las intervenciones de todos los líderes allí presentes: del primer ministro japonés, del primer indio, del primer ministro ruso, etcétera, fue señalar que la causa principal del deterioro de la situación económica del mundo, en lo que afecta a las exportaciones de estos países, es la crisis soberana que está padeciendo Europa. No les extrañará, por tanto, que este fuera un tema central en esta cumbre, tema central —que es la continuación de un desayuno de trabajo que tuvimos en Nueva York con todos los cancilleres del área— donde se analizó qué es lo que está pasando en el mundo y qué es lo que podemos hacer juntos.

 Una de las conclusiones que estoy seguro será compartida por la mayoría de los grupos de esta Cámara es que la solución de la crisis de la deuda soberana no pasa solo por la austeridad. La austeridad es necesaria, pero son necesario también programas de crecimiento. Para ser muy concretos, la solución de la crisis de la deuda soberana tiene dos modelos: un modelo que apuesta por una política presupuestaria más expansiva, una política monetaria más alegre y una compra decidida de deuda soberana, lo que se llama cuantitativ, y que es, por cierto, el programa con el que ha ganado las elecciones el presidente Obama; el segundo modelo, el modelo continental europeo, apuesta por una austeridad presupuestaria muy rígida, una política monetaria muy estricta y una política muy limitada de compra de deuda de bonos soberanos. La primera fórmula, la fórmula anglosajona, supone un reparto del sacrificio entre acreedores y deudores; la segunda, hace recaer todo el peso sobre los deudores, cosa que en un primer período puede favorecer a los acreedores, pero que a la larga también se volverá en su contra.

 En la preparación de esta cumbre se ha hecho un enorme esfuerzo por parte de todas las instituciones del Estado. Quiero aquí saludar y agradecer el trabajo de la Casa Real. El rey, la reina, el príncipe de Asturias se han desplazado  a muchos países de Iberoamérica para asegurar el éxito de esta operación. El presidente del Gobierno, muchos ministros, muchos secretarios de Estado, han hecho también un esfuerzo continuado a lo largo de un año para que los dos día que vamos a tener en Cádiz sean un éxito.

 Hemos tenido ocho reuniones ministeriales, a las que han acudido los representantes de todos los países que van a estar en la cumbre. Ha habido una reunión de ministros de la Presidencia, de Industria, de Educación, de Cultura, de Interior, de Economía, de Fomento. Además de estas reuniones ministeriales ha habido una serie de seminarios y congresos, foros empresariales y reuniones de la sociedad civil, no voy a citar aquí todas , pero estoy dispuesto a entregar una relación, si la comisión lo considera así oportuno; ha habido encuentros sobre constitucionalismo, donde se han analizado los nuevos fenómenos en Iberoamérica, es decir, las nuevas formas de entender el constitucionalismo; encuentro de pymes iberoamericanas y del norte de África; un foro parlamentario iberoamericano, que ustedes conocen bien; un foro de gobiernos locales, así como un gran encuentro empresarial iberoamericano. Mediante estos procesos se garantiza la participación de los distintos sectores de la Administración, del poder legislativo y del poder judicial, de la sociedad civil y del mundo empresarial en la construcción iberoamericana.

Para terminar este primer capítulo, que he titulado Planteamientos, quiero dejar constancia del trabajo que ha hecho la Secretaría General Iberoamericana, cuyo titular, Enrique Iglesias, tiene un enorme mérito en lo que aquí está ocurriendo.

 La segunda parte se refiere a los resultados esperados de lo que va a ser la propia cumbre. La cumbre va a aprobar —espero— una declaración llamada Declaración de Cádiz, que tiene un preámbulo en el que los iberoamericanos —los españoles de los dos hemisferios, decía la Constitución de Cádiz— nos reconocemos en los valores que encarnó la Constitución de 1812, que nos hizo pasar a todos de súbditos a ciudadanos; seis ejes vertebradores, después de este primer preámbulo, que concentran nuestros esfuerzos en los términos que he ido apuntando anteriormente: crecimiento económico; desarrollo de las infraestructuras, que es una de las primeras cristalizaciones del proceso de integración iberoamericana; promoción de la micro pequeña y mediana empresa; fortalecimiento institucional; educación e impulso al espacio cultural iberoamericano, terminando con un capítulo expresamente dedicado a la creación de empleo, donde se resumen muchas de las iniciativas anteriores. Aceptaremos, además, once comunicados especiales, cuya lectura les ahorro.

  La cumbre endosará las decisiones que han tomado las distintas reuniones ministeriales —las ocho reuniones ministeriales preparatorias— a las que me he referido anteriormente. Adoptaremos una carta de la pyme iberoamericana, una carta iberoamericana de la transparencia y el acceso a la información pública, y el acceso a la información pública; se creará un consejo iberoamericano de competitividad y un centro iberoamericano de arbitraje y mediación y se pondrá en marcha una iniciativa del año iberoamericano para favorecer la inserción en el mercado laboral de las personas con discapacidad. La cumbre, además de la declaración, además de los comunicados especiales, además del endoso de las conclusiones hechas por las reuniones preparatorias ministeriales a las que he hecho referencia anteriormente, se centrará —lo repito una vez más— en las políticas de crecimiento económico al servicio de los ciudadanos, el análisis de la crisis y la posible respuesta iberoamericana conjunta. En todos los foros en que estamos representados es, a mi  juicio, extraordinariamente importante.

 Desde el punto de vista estrictamente español, tendremos ocasión de explicar a nuestros huéspedes la crisis española, el alcance real que esta crisis ha tenido, las medidas que está poniendo el Gobierno y la sociedad española para resolverla y, en definitiva, cuál es el futuro que vemos en nuestra economía. Vertiente distinta —vertiente muy importante— es el papel que España puede jugar como embajador privilegiado de las repúblicas iberoamericanas en la Unión Europea. Como ustedes saben, en Santiago de Chile, en enero de 2013, se va a celebrar una cumbre Unión Europea-América Latina. Vamos a aprovechar la cumbre iberoamericana para ir avanzando, preparando los trabajos de esta cumbre que tiene una enorme importancia. Como ustedes saben, en este momento están ya vigentes acuerdos de asociación con Chile, con México; se van a ratificar con Perú, con Colombia, con Centroamérica y avanza, a trancas y barrancas, pero avanza, el proceso de negociación con Mercosur. En esta dimensión europea, en esta dimensión iberoamericana europea, con papel privilegiado de España, hemos arbitrado dosmodalidades para permitir la participación de los europeos no iberoamericanos en esta cumbre. La figura de los observadores  asociados, aquellos Estados que comparten afinidades lingüísticas y culturales con los países miembros de nuestra comunidad: Francia, Italia, Bélgica y Países Bajos, y la figura, paralela a la de los observadores asociados, de invitados especiales. Estará presente la alta representante de la Unión Europea, Catherine Ashton; estará presente el secretario general del Servicio de Acción Exterior, el presidente de la Comisión Europea y el presidente del Parlamento Europeo, así como varios comisarios y altos cargos. Quiero añadir que esta presencia de la Unión Europea, de los países europeos no iberoamericanos, ha sido precedida por una cumbre de EuroLat que se ha celebrado en Cádiz, y que ha terminado de forma muy satisfactoria.

 El siguiente problema, que viene coleando y que tendríamos que abordar, es cómo va a ser el futuro de las cumbres. Aquí hay un dato que es nuevo. Sí quiero subrayar que esta es la XXII cumbre, es decir, es de las pocas organizaciones que no han tenido interrupción alguna en la celebración de las cumbres. Desde ese punto de vista, por tanto, la Comunidad Iberoamericana está viva. Pero ahora, como he señalado anteriormente, convergen las cumbres Unión Europea-América Latina y debemos ver cómo armonizamos ambos fenómenos. Sin ánimo de anticipar conclusiones, se va a crear un grupo de reflexión para hablar del futuro de la cumbre, que se decidirá en la siguiente, en Panamá. Espero que acepte la Presidencia el señor Lagos, que fue presidente de Chile y de un gran prestigio en todo el continente y en Europa.

 En términos de asistencia, que por razones que no logro entender son siempre las más llamativas desde el punto de vista de los medios de comunicación, la participación va a ser muy alta. Han confirmado su presencia al más alto nivel, de jefes de Estado, todos los países que forman parte de la comunidad, con las excepciones de Argentina, que estará representada por el vicepresidente y el canciller, el ministro de Exteriores −la presidenta Cristina Kirchner ha excusado su presencia por razones de salud−; Cuba y Venezuela, que estarán representadas por sus cancilleres; y Paraguay, por las razones que todos ustedes conocen y que, si quieren, podré ampliar luego.

 Termino diciendo que la Cumbre de Cádiz es para el Gobierno, espero que sea para el Senado y espero que sea para toda la sociedad española, una enorme fiesta, una gran fiesta, un reencuentro de países que compartimos un bagaje histórico, cultural, económico −somos los segundos inversores en Latinoamerica−, que nos permita dar ese salto adelante, relanzar, revitalizar una comunidad que, a mi juicio, tiene que estar cada día más presente si queremos tener voz en un mundo en el que cada vez más la globalización está obligando a integraciones regionales más serias. Yo estoy seguro de que ustedes celebrarán conmigo que esto salga bien, que esto sea un paso más hacia una renovación de una relación que constituye para España, como dijo Ortega una vez, no solo nuestro mayor honor, sino también nuestro mayor deber.
 Muchas gracias.

 El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.
 A continuación, por el Grupo Parlamentario Catalán en el Senado Convergència i Unió, tiene la palabra el senador Vilajoana.

 El señor VILAJOANA I ROVIRA: Muchas gracias, señor presidente.
 He escuchado atentamente al señor ministro, pero no voy a intervenir.

 El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Vilajoana.
 Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el senador Tovar.

 El señor TOVAR MENA: Gracias, señor presidente.

 Gracias, señor ministro, por comparecer ante esta comisión. Intentaré no extenderme demasiado porque mi grupo parlamentario comparte buena parte de la declaración de intenciones que usted acaba de hacer en su intervención. Además, deseamos, evidentemente, que esa declaración de intenciones se convierta en realidad. Le deseamos para esta cumbre aciertos y suerte porque ahora la necesitamos más que nunca. Y necesitamos más que nunca la colaboración y las buenas relaciones con los países de América Latina y del Caribe. Los tiempos han cambiado y son muchas, yo diría todas, las grandes potencias económicas del mundo que tienen interés en estar, en colaborar y en comerciar con unos países a los que, hasta no hace mucho, casi todos le daba de lado. La estabilidad democrática y la pujanza económica que se vienen desarrollando en muchos de estos países creemos que es la consecuencia de ese interés. Aunque hay que añadir que las desigualdades sociales siguen siendo grandes y que el acceso a la educación, a la sanidad, a los servicios sociales o pensiones, continúan muy lejos de lo que debe suponer la igualdad de oportunidades entre toda la población y entre todos los países, pues también existen grandes diferencias entre unos países y otros, como el señor ministro sabe. Por lo tanto, creo que no es necesario dar nombres. Por eso queremos que esta cumbre sirva, entre otras cosas, para eso, para llegar a acuerdos que permitan a la población con menos recursos económicos el acceso a esa sanidad gratuita y de calidad, a esa educación, también gratuita y de calidad, a esas pensiones dignas para los mayores y, en definitiva, a seguir mejorando las condiciones de vida de aquellos colectivos y personas que se encuentran en peor situación económica y social, de manera especial los diferentes colectivos indígenas.

 Para ello es necesario el fortalecimiento de las instituciones y la mejor distribución y recaudación de los impuestos, lo decía usted en su intervención, señor ministro. Existen países con un gran crecimiento económico que no están trasladando ese crecimiento a mayor recaudación y mejor distribución de los recursos. Y desde la base de respetar la soberanía de cada Estado, nosotros podemos y debemos trabajar para mentalizar y convencer a sus responsables políticos y económicos de que todos los ciudadanos deben tener las mismas oportunidades y de que, para ello, tienen que llevar a cabo importantes cambios en la fiscalidad de estos países.

 Señor ministro, América Latina y el Caribe se han convertido también en un gran mercado para nuestras empresas. Por ello los acuerdos económicos con Mercasur, con Celac, con la Comunidad Andina de Naciones o con el resto de países de forma unilateral, pueden ser fundamentales para el futuro, de una parte, de las empresas españolas que ya trabajan en ello y, de otra, de esas pequeñas y medianas empresas que siempre decimos que debemos ayudar para que puedan llegar hasta allí y puedan expandirse en América Latina, puesto es difícil y complicado hacerlo en estos momentos en nuestro país.

 Yo creo que esta cumbre tiene que servir también para mejorar nuestras relaciones con algunos de los países de América Latina, que en los últimos tiempos, por unas razones o por otras, se han deteriorado. No hace falta hablar de Argentina o de algún otro país. A mí me gustaría conocer la posición de nuestro Gobierno en el caso de Paraguay y, sobre todo, de cara al futuro qué posición va a seguir manteniendo nuestro Gobierno.

 También nos gustaría conocer nuestro trabajo en Haití. La reconstrucción de Haití da la impresión de que ha pasado a un segundo lugar, cuando todos sabemos las muchas necesidades que sigue teniendo Haití y que la reconstrucción yo diría que está casi casi sin empezar. Por otro lado, también quisiera saber la posición del Gobierno en cuanto a Cuba. Entiendo que hay cosas que el ministro no podrá contar aquí, pero sí hay cosas que nos han sorprendido un poco. El Grupo Parlamentario Popular en años anteriores insistía mucho, por ejemplo, en la invitación de los disidentes cubanos a la fiesta nacional. Este año hemos visto que no han sido invitados y el Grupo Parlamentario Popular ha dejado de insistir en esa invitación.  Consta en las actas de esta comisión y del Senado, por lo tanto, no estoy inventando nada. Espero también que esos problemas que tenemos con Cuba y con algunos ciudadanos españoles que allí están puedan irse resolviendo en esta cumbre.

 En definitiva, señor ministro, nosotros le vamos a dar un voto de confianza. Le vamos a decir que cuente con nosotros para aquello que necesite. Y le vamos a pedir que una vez se haya celebrado la cumbre, venga usted a esta comisión para explicarnos cómo ha ido la cumbre y los logros que para nuestro país, para Portugal, y para toda Iberoamérica han salido de ella. Hablaba usted de una cosa con la que quiero terminar: es importantísima la unidad entre los países de Iberoamérica. Nosotros lo compartimos también, pero ojo con esa unidad. Estamos viviendo la experiencia de la Unión Europea y estamos viendo en estos momentos las lagunas que esa unidad europea tiene. Explíqueles despacio las cosas buenas que hemos hecho y también las cosas que no deben hacer; que no sea solo una unidad en torno a lo económico y a la moneda, sino que también sea una unidad de las personas, de los ciudadanos, de los distintos países y una unidad de lo social, ya que eso es lo que hará que, a medio y largo plazo, no encuentren los problemas que nosotros ahora tenemos en Europa.

 Muchas gracias, señor ministro, y termino como empecé, agradeciéndole su presencia en la comisión y deseándole muchísima suerte y aciertos en esta comisión.

 El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Tovar.
 Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el senador García Carnero.

 El señor GARCÍA CARNERO: Muchas gracias, señor presidente.

 Señor ministro, nuestro grupo también quiere agradecerle muy sinceramente el que haya querido venir precisamente a esta comisión para hacer lo que acaba de hacer, que es informarnos de los preparativos del desarrollo de este acto final, porque, tal y como usted decía, la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno es el momento culminante de un proceso que se ha desarrollado a través de numerosas sesiones de trabajo en los meses anteriores.

 Y es verdad, dice usted que no sabe el porqué llama tanto la atención la foto. Pues porque los medios, sin duda, encuentran en ella mucho atractivo y de la misma hacen enseguida valoraciones. Así, que yo, señor ministro, creo que el trabajo ya está hecho y que lo que va a ocurrir, el viernes y sábado en Cádiz, va a ser el exponente de ese trabajo. Para empezar, usted nos acaba de decir que la práctica totalidad de los jefes de Estado y de Gobierno van a estar, excepto esos cuatro casos concretos que son suficientemente conocidos: dos de ellos es una práctica habitual y los otros dos tienen circunstancias singulares que lo justifican. Pero la presencia en torno a 20 jefes de Estado y de Gobierno es una muestra ya del éxito de la misma y que le hacía falta a esta cumbre, porque todos hemos visto cómo, en los últimos años, de una manera progresiva la presencia de jefes de Estado y de Gobierno iba disminuyendo. Y aunque, efectivamente, el trabajo sea anterior, la verdad es que esa es la imagen que se traslada al mundo y es la imagen que los ciudadanos perciben y es la muestra del interés o desinterés que existen en los diferentes Estados de la Comunidad Iberoamericana por la cumbre. Por lo tanto, esa foto de familia es una imagen que va a mejorar notablemente el proceso de cierta decadencia que habían venido arrastrando las cumbres en los años anteriores.

 El segundo elemento de interés, señor ministro, es el contenido. Es decir, las cumbres se muestran con una foto que, a través de la presencia a la misma, indica y valora el nivel de interés que tienen los distintos países, pero lo verdaderamente interesante radica en el contenido. Sinceramente, nosotros, en etapas anteriores, hemos sido, no diré críticos con el Gobierno, sino que al Gobierno anterior le hacíamos ver, a través de la Secretaría Pro−Tempore, la conveniencia de que se incluyesen temas que fuesen de interés, no temas que suscitasen por sí mismos un quorum, que era lo que fundamentalmente se buscaba, y que carecían de interés, y que, sin duda, desvirtuaba o desincentivaba, desanimaba el interés de las cumbres.

 Ahora se han introducido en la agenda y se han tratado a lo largo de estas reuniones temas verdaderamente interesantes para ambas partes de la comunidad iberoamericana, ambas partes del océano. Usted ha señalado cuáles eran los ejes: el crecimiento económico, el desarrollo de infraestructuras, la promoción de pequeñas y microempresas. Yo haré solo referencia e insistencia en uno de los temas que es el fortalecimiento institucional. Y lo digo, señor ministro, desde el convencimiento que tenemos de que unas instituciones fuertes son la mayor riqueza que tiene un país. En América Latina, desde hace algunos años, algunos venimos trabajando a través de distintos programas en estos temas de fortalecimiento institucional y haciendo ver que más importante que las riquezas naturales o que la buena disposición climatológica para el desarrollo de un país es la fortaleza de sus instituciones. Eso es lo que distingue el mundo desarrollado del mundo sin desarrollar. Eso es lo que explica que haya países en el mundo que sin tener riquezas naturales y con una climatología adversa y una posición en el planeta poco favorable, sin embargo, gocen de un alto nivel de desarrollo para sus ciudadanos. Por lo tanto, señalar como uno de los ejes principales de la cumbre el tema del fortalecimiento de las instituciones me parece un acierto. Mucho más importante que el oro −todavía quedan en algunas zonas de las montañas andinas− o que el gas natural o que el petróleo para los países es gozar de instituciones que sean creíbles para sus ciudadanos, que sean respetadas, que vertebren verdaderamente el país. Pero no está mal, tampoco, señor ministro, que en esta época en la que vivimos y que fruto de la crisis económicas se ejercen con frecuencia críticas sobre nuestras instituciones, sobre las propias instituciones de los países de este lado del Atlántico, de España y de Portugal, me refiero, no está mal también hacer una referencia a la importancia de fortalecer nuestras instituciones, de fortalecer la credibilidad de los ciudadanos en las instituciones, que en épocas de crisis son fáciles objetos de crítica y a veces, incluso, de debate político.

Por lo tanto, me parece que también es un buen momento para aprovechar reafirmar la necesidad de que los ciudadanos confíen en sus instituciones porque ese es el mejor de los caminos para superar cualquier situación de dificultad como la crisis actual.
 La tercera cuestión interesante e importante de la cumbre −he dicho la presencia de jefes de Estado y de Gobierno, el contenido de los temas a tratar− para nosotros −y usted ha hecho alguna referencia− es el tema de la Secretaría General Iberoamericana, que, por cierto, como su señoría seguro que conoce, nació en esta comisión esa idea, fue una propuesta de esta comisión la creación de la Secretaría General Iberoamericana como un instrumento para llevar a efectos dos cosas: primero, el cumplimiento de los acuerdos en las cumbres de jefes de Estado y de Gobierno y, después, el seguimiento de todos los programas que aquí se acordaban. Creo también que fue un acierto de toda la Comunidad Iberoamericana encontrar en don Enrique iglesias a la persona que ha sabido conducirla.  Por lo tanto, me parece que también es muy interesante que fruto de esa cumbre se fortalezca aún más ese instrumento que es el que hace el trabajo, en colaboración con los cancilleres y con los ministros del resto de los países, pero es quien coordina y quien impulsa y quien se encarga de velar que los acuerdos y las propuestas vayan desarrollándose. Me parece, por lo tanto, que hacer un reconocimiento a la Secretaría General Iberoamericana ayuda también a ese objetivo que nos proponemos.

 Y, señor ministro, para España es fundamental que las cumbres iberoamericanas retomen el vigor y la fuerza con la que nacieron y pasen de esa etapa anterior en la que habían ido languideciendo a, de nuevo, renovar, como decía en el primero de los mensajes, esa relación de confianza en la comunidad que formamos más de 500 millones de personas. Para España eso es importante y para conseguirlo, voy a señalar los tres aspectos que consideramos más relevantes.

 Primero, como usted ha dicho antes, debemos ser la voz de la Comunidad Iberoamericana en Europa; ese es un papel que habíamos ido perdiendo, fundamentalmente porque habíamos abandonado la política de Estado por haber adoptado una política más de proximidad o de afinidad ideológica, y eso nos había hecho perder crédito, que considero debemos recuperar. Es fundamental que en la cumbre que se va a celebrar en Santiago a mediados del mes de enero entre la Unión Europea y América Latina, España recupere esa portavocía, ese liderazgo en la defensa del acuerdo entre dos comunidades de las que somos socio privilegiado, la Comunidad Iberoamericana y la Comunidad Europea.

 Segundo, claro que es muy interesante para nosotros -lo ha sido siempre y mucho más en la actual situación de dificultad económica, por propio egoísmo económico empresarial para España- incentivar las relaciones comerciales, las relaciones empresariales, las relaciones profesionales, las relaciones humanas entre España y el conjunto de los países de la comunidad; es innecesario añadir muchas explicaciones. Repito, si esto ha sido interesante siempre, lo es mucho más ahora, en el momento económico que estamos atravesando.

 Y, tercero, señor ministro, España debe recuperar algo que poco a poco fue abandonando, y es el ser una referencia de los principios democráticos, el ser una referencia de la defensa de los derechos humanos y de las libertades públicas, que en algunos países de la Comunidad Iberoamericana todavía no están suficientemente asentados, digámoslo así; y es necesario que España sea una referencia indubitada de que estamos a favor de la libertad, de los derechos humanos, de las libertades individuales y colectivas, de la defensa del Estado de Derecho, de todo ese conjunto de valores que conforman la democracia. Me parece que eso hará bien a nuestro país en su imagen exterior y también al conjunto de la Comunidad Iberoamericana que a veces, sobre todo en algunos países, ha encontrado cierto desamparo en un país de referencia como debía haber sido siempre España.

 Y voy a concluir, señor ministro, con un último asunto, que es el futuro de las cumbres, que usted ha señalado. Es verdad que desde hace años está empezando a surgir el debate sobre la conveniencia de que las cumbres sigan siendo anuales o bianuales. Hay otro concierto, que usted acaba de señalar, que son las cumbres de la Unión Europea y América Latina; se ha referido usted al hecho de que va a constituirse un grupo de trabajo, con la autoridad que tiene quien ha señalado como posible presidente, el señor Lagos. Me parece que va a ser un acierto, porque es importante que al frente de ese tipo de organismos se encuentren personas de reconocida trayectoria y prestigio, que no ofrezcan dudas a nadie. Pero, señor ministro, nosotros queremos cumbres útiles y fuertes, es decir, no que necesariamente hayan de celebrarse todos los años sino que sean cumbres fuertes y efectivas, y es posible que celebrándose también bianualmente las cumbres de la Unión Europea y América Latina puedan alterarse. No lo sé, pero me parece un acierto que se reflexione sobre eso, y que lo importante no sea cada cuánto tiempo se celebran sino que cuando se celebren lo hagan verdaderamente con contenido y con interés para el conjunto de la Comunidad Iberoamericana.
 Y ya termino, señor ministro, como empecé, agradeciéndole mucho su presencia y trasladándole –es innecesario que lo haga porque sabe que lo tiene- nuestro ánimo y nuestro apoyo para que siga por el camino que ha emprendido, que es devolver a España el protagonismo internacional, sobre todo en un campo que nos es tan próximo, tan interesante y del que España puede obtener a medio y largo plazo unos réditos magníficos, que es formar parte de una comunidad tan importante en el mundo como es la Comunidad Iberoamérica de Naciones.

 Muchas gracias.

 El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador García Carnero.
 A continuación, tiene la palabra el señor ministro para contestar las diferentes intervenciones.

 El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (García-Margallo y Marfil): Gracias, señor presidente.
 Muchas gracias a los dos intervinientes, especialmente al señor Tovar, puesto que es el líder en esta comisión del principal partido de la oposición. Comparto con él que esta debe ser una cuestión de Estado, por eso estoy aquí, intentando que las líneas maestras de la política exterior, y en particular la política exterior con Iboeramérica, sean predecibles, tengan una continuidad y no se alteren cada vez que se produzca un cambio de Gobierno.

 En relación con los temas económicos, es forzoso reconocer que en materia de intercambios comerciales, de importaciones y exportaciones, los flujos comerciales entre España e Iberoamérica todavía son relativamente bajos. Queda mucho por hacer en materia de importación y exportación, y desde nuestro punto de vista tenemos que corregir lo que es un déficit comercial crónico en nuestras relaciones con Iberoamérica.

 Pero si en materia de comercio las cifras no son excesivamente alentadoras, excesivamente importantes, en materia de inversiones sí lo son. Como he dicho anteriormente, España es el segundo inversor en Latinoamérica, solo después de los Estados Unidos. Lo que explica algunas dificultades -y luego entraré en algunas de sus observaciones sobre algunos de los países- es que estamos presentes en aquellos sectores de prestación de servicios más próximos a los ciudadanos. Somos muy fuertes en el sector financiero, en el sector energético, en el sector de las telecomunicaciones, en el sector de agua, sectores normalmente regulados, insisto, porque se refieren a servicios básicos, servicios esenciales para la comunidad, y eso determina algunos de los contenciosos, algunos de los conflictos que hemos tenido, y, sin duda, seguiremos teniendo.

 Ha hecho una referencia importante, que es la presencia de la pequeña y la mediana empresa. Creo que la actuación pública en materia de fomento en las relaciones económicas es distinta según se trate de una gran empresa o según se trate de pequeñas y medianas empresas. Las grandes empresas tienen los conocimientos, los expertos y los medios para establecerse con comodidad en cualquier mercado del mundo, y, desde luego, en Latinoamérica. El papel de las distintas administraciones que llevan a cabo acción exterior, ya sea desde el Ministerio de Economía y Comercio, desde el Ministerio de Acción Exterior, etcétera es, en primer lugar, informarlas y ayudarlas en las licitaciones y concursos que se están abriendo a las empresas mundiales, y, en segundo lugar, y no menos importante aunque más difícil, ayudarlas en los contenciosos o conflictos que puedan tener con los sectores públicos, con el poder público que por ser el regulador de los sectores en los que estamos tienen una actuación muy superior a la que tienen otras empresas que están en sectores menos intervenidos.

 Con Argentina la historia es conocida. He comparecido aquí y he explicado la historia de la expropiación de YPF; este asunto está teniendo varias vías, en este momento hay una vía pública; estamos en el comité de inversiones de la OCDE, como usted sabe, que fallará en diciembre sobre este tema; estamos en la Organización Mundial de Comercio; y la empresa en su ámbito puramente empresarial está en FIADI, que es el órgano encargado de resolver los conflictos o los contenciosos en materia de inversiones.

 Sin perjuicio de eso, seguimos hablando con el Gobierno argentino, intentando buscar una solución negociada. Mi postura en este tema -usted la conoce- es que yo no discuto la capacidad de un Estado soberano de nacionalizar sectores estratégicos, me puede parecer un error o un acierto desde el punto de vista económico pero desde el punto de vista jurídico es indiscutible que forma parte de sus atribuciones soberanas, como también lo forma el nacionalizar las empresas que forman parte de ese sector para dar validez, materialización a ese principio. Lo que sí hemos dicho, y yo repito, es que esas expropiaciones deben hacerse con un procedimiento reglado y pagando el justo precio. Nosotros seríamos partidarios de una solución negociada, creo que eso sería bueno para las dos partes, han visto ustedes las cifras relativas de volumen de negocios y de beneficios de lo que es YPF después de la nacionalización y Repsol; creo que la inversión en Vacas Muertas va a exigir una inversión necesariamente con ahorro exterior, porque las cifras que estamos manejando son de 25 000 millones, y creo que ahí hay un margen para una negociación con la compañía Repsol, pero eso es algo que tendremos que ir viendo a medida que vaya transcurriendo el tiempo.

 Sobre el tema de Paraguay –me sirve para hacer una afirmación-, nosotros ocupamos la Secretaría pro tempore pero somos mandatarios de la comunidad iberoamericana, de todos los países que la componen, y usted sabe que Paraguay, después de la destitución del presidente Lugo y la ascensión del presidente Franco, fue suspendida en muchos de los foros regionales, fundamentalmente UNASUR, que tiene una carga política mayor, pero también en el foro económico de Mercosur, etcétera. La presencia de Paraguay en la cumbre –lo voy a decir con toda claridad- hubiese creado un conflicto realmente importante, por el rechazo hubiese sufrido por parte de algunos países iberoamericanos, y no precisamente de los menores. Paraguay entendió cuál era el escenario posible, cuál era el quebranto que podía suponer para la cumbre y ha aceptado no participar. Nosotros estamos vigilantes –hablo como Gobierno- y deseosos de que en Paraguay se celebren unas elecciones democráticas pronto y vuelva a la normalidad institucionalidad en el seno de las instituciones que llevan la integración iberoamericana.

 Me ha preguntado usted por Cuba. Las relaciones personales que yo tengo con las autoridades cubanas y, en concreto, con el canciller son francamente buenas. Usted sabe que solo a los 22 días de mi llegada al Ministerio pusieron en libertad al periodista Martínez Ferraté, que había sido detenido en Cuba y no había sido indultado con ocasión de la visita del Papa, porque el delito que se le imputaba no entraba en el ámbito objetivo del indulto. Se liberó, yo hice un comunicado –el Gobierno- mostrando nuestra satisfacción y agradeciendo a las autoridades cubanas lo que hicieron.

 Las conversaciones que tenemos sobre el tema Carromero son continuas, pero en este tema de extraordinaria delicadeza no conviene abrir expectativas irracionales en materia de cronogramas que no se sabe si se podrán cumplir o no. Créame que seguimos hablando y su partido está colaborando y está informado puntualmente de todas y cada una de las actuaciones que hace el Ministerio de Asuntos Exteriores.

 En esa conversación probablemente se hable del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores que se celebrará en Bruselas el día 19, porque, si se cumple la agenda prevista, la Alta Representante Ashton descargará el mandato recibido de informar cuál es la situación en Cuba, para ver cuál es la evolución que la Unión Europea debe seguir en este tema. Mi punto de vista –lo he dicho y lo repito ahora- es que no se dan todavía las condiciones para una modificación de la posición común. En mi primera comparecencia dije -por tanto, sin que tenga relación alguna con el tema de un secuestro de un ciudadano español, porque se dijo antes de que esto ocurriese- que era partidario de una interpretación flexible, dentro de la posición común, que pudiese culminar incluso en un acuerdo de cooperación que codificase lo que se ha hecho en esta materia en las relaciones entre la Unión Europea y Cuba. En este tema poco tengo que añadir. Me parece recordar que hay una declaración especial en la que reiteramos nuestra condena al bloqueo en que se materializó la que se llamó ley Torricelli y Helms-Burton, una postura tradicional de la Unión Europea, en general, y de España, en particular.

 Senador Tovar, creo que no he dejado sin contestar ninguna de las cuestiones que usted me ha planteado, pero, si se me ha pasado alguna por alto, usted me la repite y, con mucho gusto, intento darle satisfacción.

 Senador García Carnero, efectivamente, la institucionalización es un tema de extraordinaria importancia. El senador ha aludido a la institucionalización democrática dentro de los países y a la institucionalización democrática en el marco de la cooperación multilateral. Las dos son importantes. Estamos viviendo una etapa de crisis económica en que favorece la emergencia de movimientos políticos no tradicionales –para entendernos-, que no facilitan precisamente la solución del problema. Yo siempre he creído en la razón en la vida política, en los partidos políticos como instrumento de la democracia y en el respeto a la ley y al imperio del Derecho. Esa es la civilización griega que Occidente ha heredado y de la que forma parte tanto España como América Latina.

 El futuro de las cumbres es, efectivamente, un tema importante, que requiere ser reflexionado con tranquilidad. De ahí un grupo de trabajo, que esté presidido –espero- por el presidente Lagos, en que se analicen todas las alternativas. Y hay dos objetivos: por un lado, no perder tensión en nuestras relaciones y, en segundo lugar, no celebrar cumbres que sean puramente retóricas. En ese contexto, la fórmula que me parece adecuada –lo sugiero como uno más de los países de la comunidad iberoamericana- es explorar la posibilidad de alternar con las cumbres de la Unión Europea, pero no perdiendo la conexión en el año en que no se celebre, a través de reuniones de cancilleres y cada vez más a través de las reuniones de los ministros encargados de los departamentos económicos, que van a ocupar un papel central en el tema.

 Creo que es muy importante esa conexión, esa cooperación en la cumbre iberoamericana, que insisto que es la número 22. Las cumbres sirven, entre otras cosas, para crear un clima humano que favorece luego la solución de los problemas concretos. La diplomacia está hecha por hombres –por hombres y por mujeres- y el contacto permanente, la franqueza permanente, el decirnos siempre la verdad en todos estos temas favorece mucho las relaciones diplomáticas. Si he aprendido algo en el Ministerio de Asuntos Exteriores es que el truco, el regate corto no sirve absolutamente para nada. Uno puede tener posiciones muy firmes, posiciones muy determinadas, muy concretas, pero tiene que exponerlas siempre con claridad y transparencia.

 Espero que todo lo que todas sus señorías esperan de la cumbre iberoamericana se celebre. Efectivamente, partimos con un hándicap, pero las cumbres anteriores fueron perdiendo tensión, fueron perdiendo presencia y fueron perdiendo contenido concreto. Si quieren que sea yo, informaré de la cumbre, pero la costumbre es que lo haga el secretario de Asuntos Iberoamericanos, aunque, si tenemos que comparecer los dos o uno después de otro, no tengo el menor problema en hacerlo así; en todo caso,  se informará del resultado de esta cumbre, y esto no es un punto final. Las cumbres van a seguir, este es el inicio –insisto- de una relación novada. Creo que en el mundo van a pasar muchas cosas este año. Estamos en una redefinición del orden político en Naciones Unidas y del orden económico. Tenemos que ver cuál es la salida a la crisis y cuál es la salida institucional para dirigirnos hacia un mundo económico más ordenado, más regulado, más equitativo, más justo –han aludido ustedes a la educación, a la reducción de las desigualdades sociales, tema tanto más importante en épocas de recesión o de poco crecimiento económico-.

 No sé el eco que va a tener la cumbre en los medios de comunicación, no sé si vamos a ser capaces de transmitir la importancia que nosotros damos a esta cumbre y, en concreto y de forma más extensa, a la continuidad de la comunidad iberoamericana pero créame que el equipo que ha trabajado en este tema lo ha hecho con un enorme esfuerzo. Todos hemos reconocido la labor de Enrique Iglesias, ha habido muchos funcionarios en muchos países que han trabajado muchas horas para que esta cumbre sea un éxito, y nada me gustaría más que, cuando comparezca el secretario de Estado o, si ustedes quieren, yo mismo –yo elegiría al secretario de Estado si fuese ustedes-, poder decirles que esto ha salido muy bien, nos felicitemos por la cumbre iberoamericana y supondrá un paso más en esta relación entre el Ejecutivo y el Legislativo, que espero que siga siendo tan fructífera como hasta ahora.

 Muchas gracias.

 El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.

 Existe la posibilidad de intervenir nuevamente, si algún portavoz quiere hacer uso de la palabra. (Pausa.)
 Muchas gracias a todos. Señor ministro, gracias por su comparecencia y a todo su gabinete por estar aquí. Quedamos emplazados para ver los resultados de la cumbre con el secretario de Estado.
 Muchas gracias.

 Se levanta la sesión.

 Eran las diecisiete horas y cinco minutos.