La diversidad ha encontrado en el lenguaje uno de los ámbitos más fértiles y productivos desde donde proyectarse, resistir o sabotear, reconfigurar y ensayar discursos y, con ellos, vidas. A base de creatividad y desafíos, desde la esfera lingüística se ha ido generando un espacio propio para el amplio campo de las diversidades LGTBIQ+: en muchos casos, esa extraterritorialidad de las torsiones gramaticales y de las aparentes excentricidades nocionales no son sino señas que indican que estamos en territorio amigo.