Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para su funcionamiento, mantener la sesión y personalizar la experiencia del usuario. Más información en nuestra política de Cookies

Menu

"Si Cataluña infringe la ley, la respuesta del Gobierno será prudente y proporcional". (El Mundo)

22 de setembre de 2014

-Secesión: 'No estoy dispuesto a que me priven de la cuota-parte de Cataluña'
-Artículo 155: 'Decir que el Gobierno va a sacar los tanques es una desmesura'
-El futuro de Mas: 'Cuando uno se mueve fuera de las soluciones posibles, está diciendo que no quiere arreglar el problema'
-Referéndum en Escocia: 'De haber triunfado el 'sí' podría haberse abierto la puerta a una fragmentación, a una 'balcanización' europea'
-Podemos: 'No ha traducido las protestas en propuestas concretas que den una respuesta factible a los problemas reales'

El ministro de Exteriores dice que el no de Escocia es una buena noticia para ellos, para el Reino Unido y para Europa. Sin hacer paralelismos, insiste en que el Gobierno aplicará la ley y la Constitución para impedir el referéndum.

La entrevista se realiza antes de que el ministro emprenda un viaje a Nueva York para asistir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Tiene un agenda de vértigo que le lleva recorrer el mundo prácticamente todos los años, pero el ministro de Exteriores nunca se queja. Dice que para él es un honor y un privilegio defender y representar los intereses de nuestro país y no se le cae de la boca la palabra España.

¿Se puede hacer algún paralelismo entre el referéndum en Escocia y la consulta que quieren hacer en Cataluña?

En absoluto. Son radicalmente distintos. En el caso escocés, el Parlamento de Westminster decidió autorizar el referéndum de autodeterminación en Escocia y, por tanto, el procedimiento es impecable desde el punto de vista legal. En España, como en el resto de las constituciones del mundo, no se reconoce el derecho a la secesión y ni el Parlamento español ni el Gobierno pueden autorizar ese referéndum. El reconocimiento de ese derecho a la secesión exigiría modificar la Constitución, y eso es algo que tenemos que hacer todos los españoles. Lo que decidimos juntos, sólo juntos puede ser revocado.

¿Que en Escocia haya triunfado finalmente el no, y por 10 puntos de diferencia, ha sido un alivio para Europa?

Sí, es un alivio y una buena noticia. De haber triunfado el sí habría sido muy negativo tanto para Escocia y el Reino Unido como para Europa, porque podría haberse abierto la puerta a una fragmentación, a una balcanización europea. Los escoceses han reflexionado sobre una decisión política que hubiese sido irreversible y han decidido que no quieren aventuras inciertas. Han valorado que la secesión redundaría en un empobrecimiento de Escocia, que afectaría a salarios, pensiones y, en definitiva, al Estado del Bienestar.

¿Y este referéndum sirve para sacar alguna conclusión respecto a Cataluña, aunque sean cuestiones diferentes y los catalanes tengan muchas más competencias?

Los escoceses han decidido que salirse del Reino Unido es un mal negocio y que permanecer unidos es bueno. Para Cataluña, estar en España es un buen negocio y salirse es un mal negocio. Cataluña tiene hoy una renta per cápita que es el 120% de la renta media nacional, es la primera comunidad autónoma en exportaciones, la primera en importaciones, la segunda receptora de inversiones extranjeras, es el segundo destino turístico... Los catalanes han alcanzado un nivel de vida superior a muchas regiones europeas gracias, entre otras cosas, a que han estado integrados en España y que España está integrada en la UE. Salirse de España supone salirse de la UE hacia un futuro claramente incierto.

¿Mas miente cuando sigue insistiendo en que una Cataluña independiente se integraría en la UE sin ningún problema?

O bien hace economía con la verdad o bien cree que puede modificar con su simple voluntad una realidad que ha sido refrendada por todo el mundo, desde el presidente de la Comisión Europea hasta el último funcionario de Bruselas. Se trata de un voluntarismo que me recuerda la anécdota que cuenta Vargas Llosa cuando hablaba de aquellos indios amazónicos que, reunidos en asamblea, decidieron, por mayoría, declarar derogada la ley de la gravedad.

¡Menuda ha liado usted por decir que el Gobierno debe cumplir la ley en Cataluña! Hasta le han llegado a decir que si quiere sacar los tanques a la calle...

Lo que me sorprende es que, en un país maduro, decir que el Gobierno va a cumplir la ley sea noticia. A las personas que han criticado mis declaraciones se les debería preguntar si lo que creen es que el Gobierno no debe cumplir la ley o cumplir sólo una parte. La ley se debe aplicar entera y no un cachito sí y otro no... Me parece una discusión estrambótica en un país democrático. En el marco de la ley se puede y se debe hablar de todo; fuera de la ley no hay consenso posible.

Cuando dice que el Gobierno va a cumplir la legalidad con todos los medios a su disposición, ¿se estaba refiriendo a aplicar el artículo 155 de la Constitución, o ese artículo se incluyó para no ser aplicado?

El Gobierno va a hacer lo que ha jurado que iba hacer, que es guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes. Hará, por tanto, todo lo que sea necesario -insisto, dentro de la legalidad- para evitar que se celebre una consulta que es contraria al marco legal que todos nos hemos dado. En ningún caso yo he dicho que se vaya a aplicar el artículo 155, sólo he recordado que forma parte de la Constitución y, por lo tanto, está a disposición del Gobierno en el caso de que considerase necesario aplicarlo. De todos modos, estoy convencido de que no será necesaria su aplicación porque la Generalitat no va a infringir las leyes.

¿Y si las infringe?

Si las infringiese, el Gobierno adoptaría las medidas que tiene que adoptar para restablecer el orden legal. La respuesta del Gobierno será prudente y proporcional, es decir, dependerá de la gravedad de la infracción. Si usted infringe el Código de la Circulación, es obvio que hay que aplicar la ley, pero no es lo mismo saltarse un semáforo que atropellar a una familia numerosa.

Muchos creen que el ministro de Asuntos Exteriores es el menos indicado para hablar de Cataluña, y preferirían verle callado...

Yo no soy un nacionalista, pero soy un patriota y a mí la unidad de España es lo que más me preocupa. Ya no sólo como ministro, sino como español, yo tengo derecho a hablar porque cada español es copropietario de cada uno de los centímetros cuadrados de este país y yo no estoy dispuesto a que me priven de la cuota-parte que tengo en Cataluña, como español y como nieto de catalán para dar más señas. Además, que el delirio secesionista se convierta en realidad depende de dos cosas: del reconocimiento internacional y de su permanencia en la UE, y da la casualidad de que de esas dos cosas se ocupa el Ministerio de Exteriores.

¿Ni el presidente ni la vicepresidenta le han dado un toque para que sea más discreto?

En absoluto. Le puedo asegurar que en ningún momento haría o diría algo que pudiese incomodar al presidente del Gobierno, al que debo total y absoluta lealtad.

Le recuerdo alguna de las cosas que le han llamado en los últimos días: incendiario, fanático, bravucón, amenazador y otras cuestiones de peor transcripción...

En un ambiente tan caldeado como el que tenemos hay personas y personajes que son muy propensos a la hipérbole. La hipérbole y la exageración no son géneros literarios de mi gusto. Decir que el Gobierno va a sacar los tanques realmente es una desmesura importante y un mensaje incendiario, falso y absurdo.

Artur Mas no parece dispuesto a dar marcha atrás, aunque eso le cueste su futuro político, ¿no?

Lo de menos es su futuro político, y lo de más debería ser el futuro de los catalanes. Para solucionar un problema primero hay que reconocer su existencia, luego dimensionarlo y moverse siempre en el terreno de las soluciones que son posibles. Cuando uno se mueve fuera de las soluciones que son posibles, lo que está diciendo es que no quiere arreglar el problema.

¿Qué le pareció el éxito de la Diada, que para muchos supuso un test sobre la independencia?

Quienes han alimentado ese sentimiento a favor de la independencia tendrían que preguntarse cuál es la respuesta que van a dar a los ciudadanos cuando vean que les han conducido a un camino inviable. Y tendrán que responder de la fractura social que han alimentado.

¿Qué piensa de Jordi Pujol, quien creíamos un héroe, se haya convertido en villano y durante años se estuviera envolviendo en la bandera para llenarse la cartera?

No soy proclive a los juicios paralelos. En un Estado de Derecho, hay que respetar la presunción de inocencia. Hay que confiar en que los tribunales decidan con rapidez.

¿Qué le ha parecido el ofrecimiento de la Generalitat a Rabat para que regente el islam en Cataluña, y que el árabe se pueda estudiar en horario lectivo mientras se está vetando al castellano?

Es una iniciativa que se juzga por sí sola. Me sorprende que se dé más importancia al árabe que al español, la segunda lengua del mundo. Cuando el español está creciendo, por ejemplo, en China o en Japón, que su enseñanza disminuya en Cataluña no deja de ser una paradoja importante, pues sitúa a los niños catalanes en situación de inferioridad.

¿Qué le pasa a un ministro de Asuntos Exteriores por la cabeza cuando ve decapitar a cooperantes y periodistas por parte de IS?

Esas imágenes demuestran que nos estamos enfrentando a lo peor de la raza humana, a un auténtico monstruo que desnaturaliza cualquier valor civilizado y, desde luego, es absolutamente contrario a lo que el islam significa.

¿Cuál será la posición de España si Obama opta por una ofensiva terrestre en Siria e Irak?

Obama no ha hablado en ningún caso de poner soldados en tierra. En cuanto a España, en la lucha contra el terrorismo siempre hemos tenido una posición de vanguardia. Hemos hecho un enorme esfuerzo en lo que se llama diplomacia preventiva, en solución de conflictos mediante la mediación y en el fortalecimiento de las instituciones democráticas. En todas esas vertientes, España está en primera línea y lo estará también en el futuro.

¿Se va a modificar el Código Penal en España para que se considere terrorismo la participación de españoles en conflictos extranjeros?

Sí, y es una forma de combatir al yihadismo. Eso hay que combinarlo con supervisión o vigilancia de aquellos centros en donde se está predicando una doctrina adulterada del islam que lleva al extremismo.

¿Qué ha quedado de aquel Gibraltar, español, que dijo usted ufano nada más llegar?

Estamos siguiendo al pie de la letra lo que dijimos. Dijimos que íbamos a modificar las resoluciones de Naciones Unidas, cosa que hemos hecho; que no aceptábamos un Foro Trilateral en el que Gibraltar estaba en la misma posición que Reino Unido y España, cosa que hemos hecho; y dijimos que íbamos a exigir que se aplicase la ley de la Unión Europea en Gibraltar en todos los aspectos, cosa que hemos hecho. Estamos controlando el contrabando de tabaco y peleando contra el blanqueo de dinero. Y, además, hemos formulado reclamaciones en materia medioambiental y hemos impugnado el régimen fiscal que favorece el establecimiento de sociedades opacas.

¿Puede España perseguir el delito en Gibraltar?

Puede y lo hará. La Fiscalía ha iniciado procedimientos para perseguir el blanqueo de dinero. En esto, la clave es la constancia.

¿Qué hay de cierto en que Rabat flexibilizó la entrada de inmigrantes por Melilla porque la Guardia Civil interceptó a una lancha con el rey Mohamed a bordo?

La explicación que nos dieron es que había habido unas disfunciones técnicas. Por otro lado, quedó suficientemente explicado que la Guardia Civil no era consciente de que en esa embarcación estaba el rey. Cuando fue consciente se presentaron todas las excusas y el incidente se dio por zanjado. Nuestras relaciones con Marruecos son excelentes.

Cambiando de asunto. ¿Podemos es un fenómeno que ha venido para quedarse?

En medio de una crisis mundial, los partidos tradicionales no hemos sido capaces de responder a las urgencias, a las angustias de los ciudadanos en el tiempo que ellos requerían. Podemos ha sabido canalizar las protestas, aunque probablemente no ha sido capaz de traducir esas protestas en propuestas concretas para dar una respuesta factible a los problemas reales de la sociedad.

¿Entonces ha venido para quedarse o puede ser un bluf?

Podemos puede durar tiempo, porque en toda Europa hay fenómenos de este tipo, de extrema derecha o de izquierda. No es nuevo. En el siglo XIX-XX, el anarquismo y el comunismo propusieron dinamitar los pilares de los sistemas establecidos, pero no fueron capaces de proponer un orden alternativo. Los actuales movimientos antisistema adolecen de las mismas carencias.