El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, intervino ayer en la Asamblea General de Naciones Unidas en su 70 período de sesiones. En su discurso ha apelado a la razón y al respeto de la ley como el mejor antídoto para evitar repetir tragedias como la Segunda Guerra Mundial o la Shoa. El ministro ha recordado que la humanidad aprendió la lección hace ahora setenta años y la comunidad internacional se dotó de su propia ley fundamental, la Carta de San Francisco, de la misma manera que los Estados disponen de una constitución que rige las normas de convivencia entre sus ciudadanos.
García-Margallo ha anunciado que España está impulsando la adopción de una declaración política en la Asamblea General para reafirmar la vigencia del Preámbulo, los propósitos y los principios de la Carta de las Naciones Unidas, entre los que se encuentran el respeto a la soberanía y la integridad territorial de los Estados, como pilares fundamentales para asegurar el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales.
El ministro García-Margallo ha tratado los principales retos y desafíos que afronta la comunidad internacional en la actualidad. Ha apelado al lema de la Asamblea General de este año, “una ONU fuerte. Un mundo mejor”, y ha citado ejemplos que invitan al optimismo como el acuerdo nuclear con Irán, el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU o la perspectiva de un acuerdo de paz en Colombia.
Ha mostrado fundadas esperanzas en que los resultados de la Cumbre de París sobre Cambio Climático, el próximo mes de diciembre, permitan detener y revertir decisivamente el proceso de deterioro medioambiental que está sufriendo el planeta y la humanidad que lo habita. Para ello, ha dicho, es necesario establecer un modelo de crecimiento sostenible, como lo ha hecho la Agenda 2030 para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptada en la pasada Cumbre Especial sobre Desarrollo Sostenible Post 2015, en la que participó Su Majestad el Rey Felipe VI.
En el nuevo modelo de sociedad que se pretende construir en los próximos quince años, García-Margallo ha destacado el papel de la mujer. España lleva tiempo impulsando la participación y el liderazgo de las mujeres en todas las dimensiones de la vida colectiva (para ello cuenta con un Plan Estratégico para la Igualdad de oportunidades 2014-2016) y durante su presidencia del Consejo de Seguridad ha organizado un Debate Abierto de Alto Nivel de la Resolución 1325 sobre mujeres, paz y seguridad, que será presidido por el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el próximo 13 de octubre.
El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha señalado al terrorismo internacional, particularmente yihadista, como principal amenaza a la paz y seguridad internacional y al modelo de sociedad justa, próspera y abierta que se pretende construir. Ha hecho un llamamiento a unir los esfuerzos de todos los países, formen o no parte de la Coalición contra Daesh, para constituir un frente común que permita su derrota. García-Margallo ha puesto de manifiesto la necesidad de combatir también el extremismo y la radicalización, especialmente de los jóvenes, a través de iniciativas como la Alianza de Civilizaciones, el KAICIID o la Unión por el Mediterráneo. Al mismo tiempo, ha solicitado a las Naciones Unidas que valoren en todo su alcance la propuesta hispano-rumana de crear un Tribunal Internacional contra el Terrorismo, para evitar que estos crímenes execrables queden impunes.
Los conflictos en regiones como Oriente Medio o en partes de África, agravados por el terrorismo, han desembocado en una grave crisis migratoria sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. El ministro ha instado a lograr una respuesta humanitaria urgente a la vez que un pacto global, auspiciado por Naciones Unidas, en el que participen los países de origen, los de tránsito y los de acogida.
Por último, en su intervención García-Margallo ha expresado también el deseo de reiniciar un diálogo bilateral con el Reino Unido sobre la descolonización de Gibraltar, basado en los parámetros ya sentados por las Naciones Unidas y en la Declaración de Bruselas de 1984. El bienestar social y el desarrollo económico de la región, ha dicho, requiere un nuevo mecanismo de cooperación local en el que participen las autoridades gibraltareñas competentes y las autoridades españolas locales y regionales competentes.
El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha concluido su discurso mostrando su convencimiento de que, aún lejos de la perfección, las Naciones Unidas hoy son más fuertes que hace 70 años, y ha señalado que para seguir avanzando es crucial el respeto de los valores, propósitos y principios de la Carta, incluyendo el de la integridad territorial. Dentro de los cauces de la razón y la ley siempre es posible el diálogo, la conciliación y la convivencia. Fuera de ellos, ha dicho, nos quedamos en la intemperie.