El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Josep Borrell, junto con el ministro de Exteriores de Eslovaquia, Miroslav Lajčák, en su calidad de presidente del Grupo de Contacto Mediterráneo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), y el secretario general de la OSCE, Thomas Greminger, han clausurado hoy la Conferencia Mediterránea OSCE 2018, que se ha celebrado los días 25 y 26 de octubre en Málaga. La Conferencia ha estado dedicada a “La importancia de la energía para el crecimiento económico y la cooperación en el Mediterráneo”.
La Conferencia ha reunido a más de 170 participantes y ha contado con la asistencia de cerca de una quincena de ministros y viceministros de los Estados Participantes de la OSCE y sus Socios de Cooperación de la región mediterránea (Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Marruecos y Túnez).
El ministro Borrell, como anfitrión de la Conferencia, ha recibido a los participantes en el segmento de alto nivel y ha realizado una intervención en la que ha destacado la importancia del Partenariado Mediterráneo en el ámbito OSCE, recordando que ya en el Acta Final de Helsinki de 1975 se reconoció que la seguridad de la región OSCE estaba inextricablemente unida a la seguridad en el Mediterráneo.
Los participantes han coincidido en que la cooperación regional e interregional y el diálogo sobre los retos relacionados con la energía son fundamentales para garantizar la seguridad energética y desarrollar estrategias que potencien un uso racional y sostenible de las fuentes de energía.
Los trabajos de la Conferencia han permitido analizar la importancia de la conectividad y de la cooperación en materia energética. También han abordado de manera específica la protección de infraestructuras energéticas críticas, un asunto que preocupa de manera creciente, debido al incremento del terrorismo, los conflictos y los crecientes desastres naturales. Se ha tratado igualmente la relación entre energía y medioambiente, cuestión en la que España trabaja de manera sostenida desde hace años y sobre la que promovió en 2007 la “Declaración del Consejo Ministerial de la OSCE en Madrid sobre Medioambiente y Seguridad”, que supuso un impulso político decisivo para el desarrollo de los trabajos de la OSCE en este ámbito.
La Conferencia ha contado asimismo con un acto paralelo sobre el papel del sector privado en el desarrollo energético, en el que se ha concluido la necesidad de trabajar juntos, gobiernos y sector privado, para influir más positivamente en el futuro energético en la región.
Los debates han mostrado que el Partenariado Mediterráneo no implica sólo a los gobiernos, sino que también tiene impacto en los ciudadanos. La falta de acceso al suministro de energía es un obstáculo para el desarrollo humano y económico y la energía tiene un impacto directo evidente en términos de creación de empleo, ahorro o reducción de emisiones que afectan a la salud.
España ha demostrado su liderazgo en la OSCE respecto a la atención que la organización presta a los asuntos mediterráneos, razón por la que la presidencia eslovaca del Grupo de Contacto Mediterráneo de la OSCE le ofreció acoger esta Conferencia, lo que fue apoyado de manera unánime por la organización en su conjunto el pasado mes de julio.