La Folía -dúo de flautas de pico integrado por Pedro Bonet y Belén González Castaño- realiza una gira por Japón desde el 15 hasta el 21 de mayo. La gira concluirá con su concierto en esta Embajada el 21 de mayo a las 18.00.
El programa, titulado “Namban Ongaku. Música de las rutas ibéricas hacia Japón” se interpreta con 20 flautas de diferentes tipologías y tesituras, copias de instrumentos históricos de los siglos XVI a XVIII.
Las sedes son las siguientes:
· Concierto. Iglesia de San Felipe de Jesús-Museo de los 26 Mártires, Nagasaki. Martes 15 de mayo.
· Concierto y clase magistral. Kobe College, Nishinomiya. Jueves 17 de mayo.
· Clase magistral y concierto. Universidad Municipal de las Artes de Kioto. Viernes 18 de mayo.
· Concierto. Embajada de España. 21 de Mayo.
Con el respaldo de la Subdirección General de Cooperación y Promoción Internacional de la Cultura de la Secretaría de Estado de Cultura del Gobierno de España y de Acción Cultural Española (AC/E).
Los músicos señalan en su programa:
“En 1543 llegaron los primeros europeos a Japón, unos comerciantes portugueses arrastrados por un tifón a la isla de Tanegashima. Se les llamó “Namban”, al igual que el arte que refleja el contacto con los forasteros que venían del sur. Duró cerca de un siglo hasta que, tras la rebelión de Shimabara (1637), fue decretado el cierre del país a toda presencia occidental, con excepción de una factoría holandesa que siguió operando en el islote artificial de Dejima, en la bahía de Nagasaki, único punto de contacto con occidente hasta la era Meiji.
El programa presenta una selección de piezas musicales relacionadas con las rutas marítimas hacia oriente que descubrieron españoles y portugueses a partir de finales del siglo XV. Fueron las mismas por las que viajaron las dos embajadas enviadas en ese período desde Japón a Europa para visitar al rey de España y Portugal en Madrid y al papa en Roma. Conocidas como Tenshō (1582-1590) y Keichō (1613-1620), hubo en ellas una activa presencia de órdenes religiosas como la Compañía de Jesús (uno de cuyos fundadores, San Francisco Javier, vivió en Japón en el período 1549-51), cuyo propósito era difundir la religión cristiana en el archipiélago, algo al comienzo tolerado pero que finalmente no fue admitido por las autoridades de shogunato Tokugawa y acabó con el Sakoku o cierre de fronteras (1639).
Las piezas del español Baena se publicaron en Lisboa en 1540. De allí partía la ruta portuguesa hacia Japón, la misma que recorrió en sentido inverso la primera embajada japonesa, Tenshō. Esa ruta viajaba por el océano Atlántico hacia el sur hasta rebasar el cabo de Buena Esperanza en el extremo meridional de África. Después atravesaba el océano Índico hasta la India y, siguiendo ruta hacia el este, por el estrecho de Malaca accedía al mar de China y por él al continente, donde en Macao había una importante base de comunicaciones.
Gastoldi era uno de los principales músicos de la corte de Mantua, en la que fueron agasajados los miembros de la embajada Tenshō en su camino a Roma, tras visitar al rey de España en El Escorial, cerca de Madrid. Nuestra pieza del italiano Locatelli pertenece a un manuscrito fechado en México en 1759. Capital de Nueva España, la ciudad de México era el centro de la ruta española, que fue recorrida por la segunda embajada, Keichō, en su camino a Europa. Desde las costas de Andalucía, en el sur de España, las naves cruzaban el Atlántico hacia el oeste hasta el continente americano. Lo atravesaban por tierra y después el Pacífico desde Acapulco hasta Manila, en las islas Filipinas, capital española de Oriente que era la base del contacto con Japón.
Las piezas de Rameau (“Indias Galantes”), Anónimo (liberación de una esclava en el puerto de Montevideo) y Martínez Compañón (repertorio del Congo en Perú), tienen relación con el drama de la esclavitud, que formó parte de estas rutas con el terrible traslado forzoso de mano de obra de las costas africanas a América. Destouches, autor de varias piezas arregladas para dos flautas por Blavet, viajó en 1686 a Tailandia con una embajada enviada por el rey francés Luis XIV al rey Narai de Siam. Francia tenía una de las principales bases de su Compañía de Indias en Pondichéry, en la costa oriental del subcontinente indio.
William Hamilton Bird fue un músico británico que recogió en sesiones con músicos nativos repertorio popular de la India y lo publicó en Calcuta con dedicatoria al gobernador inglés Warren Hastings, en una época en que se fundó la Sociedad de Estudios Asiáticos de Bengala y comenzó a estudiarse el sánscrito como lengua clásica. “Angin be dingin” [La brisa es fresca], es el título de una canción malaya que Thomas Forrest, capitán de un navío de la Compañía Inglesa de Indias, que solía tocar minuetos a dúo con el rajá de Mindanao, adaptó en 1784 a una melodía de Arcangelo Corelli para ser cantada ante el sultán de Aceh en el norte de Sumatra.
El himno “San Juan sama no uta”, recogido de la tradición Kirishitan japonesa, trata de un martirio cristiano y su origen se remonta al período ibérico de evangelización, mientras que “Sakurá” es un canto tradicional nipón que evoca la primavera cuando florecen los cerezos. “Batali” de Van Eyck es una pieza instrumental de tipo imitativo que describe el desarrollo de una batalla. Se publicó en Amsterdam en 1646, dos años antes de independizarse los Países Bajos de la corona española, y puede bien simbolizar aquí la ayuda de la artillería holandesa para vencer en Shimabara y expulsar a los ibéricos de Japón.
En la década de 1730, Georg Friedrich Haendel colaboró en Londres con el relojero Charles Clay y programó música para relojes musicales que accionaban una mecánica que hacía sonar unos tubos de viento y fueron exportados a Oriente. Conocidos en China como “singsong” [“zi ming zhong”], en la colección del Palacio Imperial de Pekín se conserva el ejemplar conocido como “Temple of Apolo”, en el que suenan varias de las melodías con que se cierra el programa”.