SACYR, compañía de referencia en la construcción y gestión de infraestructuras, proyectos industriales y servicios, y que lidera el consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), ha entregado el 31 de mayo la ampliación del Canal de Panamá, la mayor obra de ingeniería del siglo XXI, una de las más emblemáticas de la Humanidad y un reto sin precedentes en la historia moderna de las infraestructuras.
La obra ha consistido en la construcción del Tercer Juego de Esclusas: dos complejos de esclusas de tres niveles cada una con tres tinas de reutilización de agua por nivel, una en el lado Pacífico y otra en el Atlántico. En la realización del proyecto han participado más de 10.000 trabajadores de 40 nacionalidades distintas, con una gran cualificación a todos los niveles.
Los objetivos de la ampliación han sido: aumentar la capacidad de navegación del Canal que había llegado a su límite máximo, duplicando el tránsito de mercancías de 330 millones de toneladas al año a 600 millones de toneladas anuales y 16.000 tránsitos frente a las 12.000 actuales; permitir el paso de barcos más grandes, los denominados barcos Post-Panamax, de hasta 12.000 contenedores y adaptar el Canal al comportamiento de la flota marítima mundial; ya que la actividad comercial a través del mar crece en el mundo a una tasa anual de 2,4% y el mercado de carga en contenedores lo hace a 8,4%.
La complejidad de un proyecto de esta envergadura reside no sólo en sus grandes dimensiones sino también en sus espectaculares magnitudes: tres cámaras en cada vertiente de las esclusas que tienen 427 metros de largo por 55 metros de ancho y 18,3 metros de profundidad en cada una; 16 compuertas, las mayores cuentan con 33 metros de alto y 4.300 toneladas de peso; 4,5 millones de m3 de hormigón estructural vertido, lo que equivaldría a 2 pirámides de Keops; 220.000 toneladas de armadura de acero, que podrían equipararse a 22 torres Eiffel; 62 millones de m3 de movimiento de tierras extraídos, igual a 2,6 millones de dumpers; 7,1 millones de m3 dragados, que equivaldría a 2.840 piscinas olímpicas; 5.000 m3 de hormigonado diarios en cada vertiente de la obra.
Desde el inicio de las obras, SACYR se ha enfrentado a desafíos técnicos, logísticos y administrativos de una enorme complejidad, así como por los estrictos estándares de calidad requeridos y el exigente cronograma de ejecución para las grandes cantidades previstas. A ello, se suma el factor climático adverso durante la construcción con nueve meses de lluvia al año, y la obligación de no interferencia con la navegación en el Canal existente. Ha demostrado su capacidad de gestión e innovación, concluyendo esta magnífica obra con éxito, entregando un producto final de máxima calidad que sitúa al grupo español compañía a la cabeza de la ingeniería civil mundial.
Se trata, además, de un proyecto medioambientalmente responsable, con un sistema de tinas que ahorran un 60% de agua. Asimismo, el paso de buques más grandes de hasta 12.000 contenedores reduce en más de 160 millones de toneladas las emisiones de CO2 al año. El consorcio ha mantenido una comunicación continua con las comunidades, así como un compromiso social y económico sobre el impacto medioambiental. Antes de comenzar las obras, se realizaron reuniones para explicar las actividades del proyecto y proporcionar la información necesaria. Se crearon actividades para involucrar a las personas que vivían en dichas comunidades, manteniéndolas puntualmente informadas de los avances de la ampliación.
También se ha llevado a cabo un seguimiento ambiental del eventual impacto del proyecto sobre el agua natural, el aire, el ruido y las aguas residuales con auditorías periódicas ambientales y sociales. El respeto a la fauna y flora han estado presentes durante toda la obra con más de 4.200 animales rescatados y reubicados.
En este sentido, la ampliación del Canal de Panamá es el único proyecto en el mundo donde todas las personas que participaban debían tener una inducción medioambiental y social.