Debido al constante flujo de llegada de extranjeros al país, el precio de la vivienda es muy elevado, en una proporción del salario mucho más elevada que en España, por lo que conviene comprobar antes las condiciones del contrato y, en particular, si el alojamiento lo provee la propia empresa, así como el tamaño y calidad del mismo.
El precio para un apartamento de un dormitorio, ni muy lujoso ni muy bien situado, parte de unos 1.500 euros mensuales y puede alcanzar fácilmente los 2.500 euros o más para las mejores propiedades. En el caso de casas o apartamentos de tres o más dormitorios, los alquileres parten de unos 2.500 o 3.500 euros mensuales y pueden rebasar con creces esa cantidad para las propiedades mejor situadas y más lujosas. Los extranjeros tienden a favorecer los denominados “villa compounds” o edificios de apartamentos, con servicios comunes como piscina y gimnasio.
Se aconseja visitar las numerosas páginas web de alquiler, como por ejemplo www.propertyfinder.qa, o de los diferentes agentes inmobiliarios o blogs dedicados a los recién llegados, ya que el mercado es muy dinámico y la información queda obsoleta rápidamente. Se advierte que el pago de la comisión a un agente inmobiliario corre a cargo del inquilino y no del propietario.