Entrevista con EL PAÍS del nuevo jefe de la diplomacia española a los dos meses de llegar al cargo
MIGUEL GONZÁLEZ, Madrid
Alfonso Dastis (Jeréz de la Frontera, 1955) parece seguir la filosofía de que más vale un mal arreglo que un buen pleito. Nunca levanta el tono de voz, busca las palabras con menos aristas y sortea los conflictos con una sonrisa evitando dejar cadáveres detrás. Jurista de formación y diplomático de profesión, conocedor de todos los entresijos del renqueante proyecto europeo, ni siquiera se le había pasado por la cabeza ser ministro hasta la víspera de su nombramiento, cuando le llamó a Bruselas la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Dos meses después, esta es su primera entrevista con un medio escrito.
Pregunta. ¿En qué se diferencia usted de su predecesor García-Margallo?
Respuesta. Tengo el mayor respeto y admiración por él, pero yo soy más un profesional que un político. El acento puede variar, pero en el fondo no va haber grandes diferencias.
P. A Margallo lo llamaban el ministro de Asuntos Exteriores y Catalanes. ¿El reto soberanista seguirá siendo una prioridad?
R. El ministerio tiene una función que es proyectar y ejecutar la politica exterior. En la media en que el reto soberanista catalán afecte a ese objetivo nos tendremos que ocupar de él, para explicar a nuestros socios cuál es la realidad y cómo es el orden jurídico, pero yo no diría que es una prioridad del ministerio. Es un problema importante de España en el que todo el Gobierno va a estar involucrado.
Trillo me dijo que se vuelve al Consejo de Estado
P. ¿Puede representar a España en el Reino Unido un embajador al que el Consejo de Estado ha responsabilizado como ministro de Defensa del accidente del Yak-42?
R. El embajador de España en el Reino Unido está haciendo hasta ahora una buena labor, lleva casi cinco años allí y su puesto está entre los que había que rotar ya el año pasado. En las próximas semanas o meses habrá que llevar a cabo ese relevo.
P. ¿Cuándo?
R. No hay fecha. He empezado con el relevo de las embajadas que están vacantes. Depende de varias circunstancias, entre ellas, que tengamos un buen candidato para ese puesto.
P. ¿Ha hablado con Trillo?
R. Hable con él a principios de diciembre y ya entonces me hizo participe de su voluntad de volver al Consejo de Estado. Por tanto, la base de la que parto es esa.
P. Su antecesor defendía la autonomía de Exteriores y no tenía mucha sintonía con Moncloa. A la vista de sus nombramientos, parece que esa situación ha cambiado.
R. Tengo muy claro que esta ministerio, que tiene que tener su autonomía, debe estar en plena sintonía con Moncloa, somos el mismo Gobierno y el presidente es el que fija las directrices en política exterior. No me parece normal que el Ministerio lleve una línea diferente de Moncloa. Tampoco creo que fuera el caso.
P. ¿Será 2017 el año del principio del fin del proyecto europeo?
R. Para nada.
P. Si Marine Le Pen gana las elecciones francesas y cumple sus promesas, la UE quedará herida de muerte.
R. Yo confío en que eso no va a ocurrir. Si pasa, tendremos que lidiar con ello. Pero espero que Francia se dé cuenta de que fuera de la Unión hace mucho frío. Puede ser un año difícil, pero no desde luego el del principio del fin de la UE.
P. El primer reto es la negociación del Brexit. ¿Son separables las cuatro libertades de la UE: circulación de personas, mercancías, servicios y capitales?
R. Yo creo que no. Este es un principio que hemos dejado claro los 27. El Reino Unido quiere no estar sometido a la jurisdicción del tribunal de justicia y tener autonomía para legislar, pero esas dos cosas son incompatibles con el mercado interior. Habrá que buscar otras fórmulas para que tenga acceso al mercado interior, pero las cuatro libertades deben estar garantizadas.
P. ¿Qué posibilidades hay de que vengan a España la Agencia Europea del Medicamento o la Autoridad Bancaria Europea, con sede en Londres?
R. Aspiramos legítimamente a que cualquiera de ellas venga a España, aunque es verdad que el Consejo Europeo ha dicho que las nuevas agencias deberían ir a países que se han incorporado tardíamente a la Unión.
P. La negociación del Brexit tiene tiene un escollo en el contencioso de Gibraltar, ¿Siguen en pie la oferta de cosoberanía?
R. Sigue. Pero creo que hay que ser realistas. Si el Reino Unido no quiere negociar va a ser difícil llevarlo adelante y, entre los elementos con los que juega Londres para decidir si negocia, está la opinión de los gibraltareños. Nosotros pensamos íntimamente que es una vía beneficiosa para ellos. Si los gibraltareños siguen teniendo recelos y no quieren explorar esa vía, yo diría allá ellos. Si se quedan fuera de la UE, están en su derecho. Pero si Gibraltar quiere tener una relación con la UE, va a tener que pasar por nosotros. Eso requerirá un acuerdo bilateral entre España y Reino Unido.
P. El Consejo Europeo debe aprobar por unanimidad las directrices de la negociación del Brexit. ¿Las vetará España si no se admite este principio?
R. Las directrices serán generales, no van a ser estáticas sino dinámicas y se aprobarán efectivamente por consenso. Cuando haya que redactar el texto ya lo veremos. Pero el principio de que la suerte de Gibraltar en la UE depende de España tendrá que estar ahí. Es posible que haya aspectos, si hay un acuerdo transitorio, que tengan que incardinarse en la negociación global, no tengo problema con eso, lo que me interesa es el objetivo final.
P. España ha estado ausente en los últimos tiempos del núcleo dirigente de la UE. Tras el referéndum del Brexit, Merkel, Hollande y Renzi celebraron dos cumbres a las que Rajoy no fue invitado. ¿Volverá España al puesto de mando de la UE?
R. Sí. De hecho ya estamos de vuelta. Esa fue una situación transitoria derivada del hecho de que teníamos un gobierno en funciones con su capacidad de acción muy limitada.Ya no es el caso y ahora no solo no solo estamos de vuelta sino que vamos a dar un paso adelante porque, además, así nos lo han pedido. Es evidente que los países más grandes tienen una responsabilidad especial, pero nosotros siempre hemos defendido que tenemos que trabajar con las instituciones europeas y tanto desde el Consejo como desde la Comisión nos han pedido que España, que ahora mismo tiene una situación de estabilidad y de menos incertidumbre, tire del carro....
P. Reino Unido se va y dos de los motores de la UE, Francia e Italia, están un poco gripados...
R. Sí. También las elecciones en Alemania en septiembre introducen cierta incertidumbre… En esa situación, España tiene la obligación de dar un paso adelante y lo estamos haciendo...
P. ¿En qué sentido?
R. En poner sobre la mesa, como hemos hecho, propuestas en materia de seguridad y defensa o inmigración. Y esperamos hacerlo también en el ámbito de la unión económica y monetaria cuando sea posible pulir el sistema de gobernanza de la eurozona que necesita mejora.
P. Italia ha obtenido un acuerdo para el rescate de su banca más beneficioso que el que tuvo España, especialmente para los preferentistas.
"Vamos a intensificar las relaciones con Cuba"
P. España ha perdido terreno en Cuba en comparación con otros socios europeos. Ya han visitado La Habana Hollande, Renzi o Rebelo de Sousa, pero no Rajoy ni el Rey….
R. No creo que hayamos perdido terreno, es posible que no haya habido visitas de alto nivel, pero en el día a día… Somos el tercer inversor, tras Venezuela y China. Nosotros hemos estado siempre allí, hay otros que no han estado y han querido, tras el deshielo con EEUU, que se vea su presencia. La nuestra va a seguir y se va a intensificar. En cuanto sea posible vamos a organizar ese viaje para dar visibilidad a una relación ya estrecha e intensa.
P. ¿En 2017?
R. Ahora no estoy en condiciones de dar una fecha.
P. España apoya el diálogo entre Gobierno y oposición en Venezuela, pero usted dijo en el Congreso que ese diálogo debe tener un plazo y dar resultados… ¿Hasta cuándo se puede mantener abierta esa vía?
R. Vamos a estar atentos a lo que nos diga el expresidente Zapatero, la Santa Sede o Unasur, que son los que llevan el día a día de la mediación. Esto no puede ser un diálogo abierto sin límite… tiene que tener un plazo razonable.
P. España ha reducido su ayuda al desarrollo en un 70% durante la crisis. ¿Se va a volver al nivel anterior ahora que se da por hecha la recuperación?
R. Vamos a hacer todo lo posible, porque aquí también tenemos un compromiso de llegar al 0,7% del PIB. La crisis nos ha obligado a ser imaginativos y a buscar otras vías y creo que hemos hecho una muy buena labor. Una muestra de ello es que hemos sido elegidos para el Consejo de Seguridad en un contexto de fuerte reducción de los fondos de cooperación. Ya hemos empezado a repuntar y así vamos a seguir.
P. Tenemos un cooperante secuestrado en Afganistán desde antes de Navidades. ¿Recuperará pronto su libertad?
R. Confío en que sí, estamos en permanente contacto con Cruz Roja, que nos ha pedido que le dejemos hacer, porque creen que están en condiciones de obtener su liberación, pero cuentan con nuestro apoyo para todo lo que necesiten.
R. ¿Está ya cerrado ese acuerdo? A mí no me consta… Yo creo que España, en la circunstancia en la que estábamos, hizo un buen acuerdo. Hicimos la operación que había que hacer para restaurar la confianza en el sistema financiero y sentar las bases de la recuperación. No creo que ahora tengamos que hacer comparaciones de detalle...
P. ¿Qué cabe esperar de la presidencia de Trump?
R. Esperamos mantener y reforzar una relación que hemos intensificado en los últimos años. Creo que al señor Trump hay que darle una oportunidad. Es un líder que ha sido elegido de una manera perfectamente democrática y al que hay que juzgar por sus actuaciones una vez que esté sentado en la Casa Blanca. Yo espero que la relación de Estados Unidos con España y con Europa se mantenga al menos en el mismo grado de cooperación que hasta ahora.
P. Sus advertencias a las empresas que se instalan en México no son nada tranquilizadoras. ¿Vuelve el proteccionismo?
R. Confío en que no. Gobernar la globalización es fácil decirlo y difícil hacerlo. Nosotros creemos en una globalización ordenada que beneficia a los ciudadanos. Creemos en un comercio libre y justo y vamos a trabajar para que los instintos proteccionistas no triunfen.
P. Una de las manifestaciones del retorno del egoísmo nacional es la actitud de Europa ante la crisis de los refugiados. Se han levantado muros y se ha cuestionado la solidaridad entre los socios de la UE. ¿Deben mantenerse los cupos obligatorios?
R. Es natural que en situaciones excepcionales haya que proceder a un reparto de los refugiados, lo que no creo es que esa deba ser la regla automática y permanente, porque desincentiva la obligación de los gobiernos de proteger sus fronteras e incentiva la llegada de inmigrantes en busca de una vida mejor. Lo que debemos hacer es trabajar con los países de origen para que esas personas tengan oportunidades allí.
P. Usted aseguró en el Congreso que España cumplirá su compromiso de acoger a casi 17.000 refugiados; solo faltan 10 meses para agotar el plazo y llevamos menos de 900...
R. Los compromisos están para cumplirlos. Aunque somos de los que más hemos hecho, es verdad que el mecanismo no ha funcionado con la fluidez que esperábamos. Hay que preguntarse por qué las cifras de reubicación son tan bajas y ponerle solución.
P. Trump ha dicho que los países aliados deben pagarse su seguridad.
R. Tenemos un compromiso en el marco de la OTAN de llegar a un umbral de gasto en Defensa [2% del PIB]. Ese compromiso también está para cumplirlo, aunque la seguridad no se mide solo en porcentaje del PIB. Nosotros hacemos mucho en el ámbito de la UE y la OTAN, pero estamos dispuestos a hacer más.
P. Rusia apadrina unas conversaciones de paz en Siria en las que no participa Estados Unidos. ¿Ha sido Putin el gran ganador de 2016?
R. Esa es una opinión que uno oye. No creo que haya que hablar de ganadores o perdedores. Lo que nos interesa es restablecer la paz y la estabilidad en Siria y hacer frente a los problemas humanitarios. Puede llamar la atención que no esté EE UU [en las conversaciones sobre Siria], pero lo que importan son los resultados. Nosotros hicimos esfuerzos en nuestro último día como presidentes del Consejo de Seguridad [de la ONU, el 31 de diciembre] para sacar una resolución que al final se hizo por unanimidad.
P. La resolución más destacada del Consejo de Seguridad bajo presidencia española fue la que condenó los asentamientos en los territorios ocupados. Netanyahu presionó para que España cambiara su voto…
R. La resolución reproducía la posición tradicional de España y de la comunidad internacional. La única novedad es que Estados Unidos no la vetó sino que se abstuvo. Nos pareció que era una resolución equilibrada y así lo hicimos llegar a nuestros interlocutores.
P. La reacción de las autoridades israelíes, suspendiendo contactos con las embajadas de los países que apoyaron la resolución, ¿ha sido desproporcionada?
R. No han suspendido contactos, han llamado a los embajadores y encargados de negocios para mostrarles su disgusto y advertirles de que eso tendrá repercusiones… aún no sabemos qué van a hacer, pero nosotros vamos a seguir explicándoles nuestra posición, que conocen, y estamos interesados en tener las mejores relaciones con Israel.
P. Trump ha anunciado que se llevará la embajada estadounidense a Jerusalén.
R. Ya veremos si lo hace. Nuestra posición es que la embajada de España está donde debe estar [Tel Aviv] y no la vamos a mover. No creo que un movimiento de ese tipo ayudara [a resolver el conflicto].
P. Usted dijo en el Congreso que una de las directrices de la política exterior española es el respeto a los derechos humanos. ¿Cómo se compagina eso con tener estrechas relaciones con Arabia Saudí?
R. Nosotros creemos que hay que hablar con todo el mundo y no vamos a dejar de tener relaciones con Arabia Saudí porque el estado de su protección de los derechos humanos no sea el que nos gusta. Al contrario, vamos a intentar convencerles de que promoverlos y defenderlos va en beneficio de todos. De hecho, algunas mejoras ya hay, aunque limitadas.