El cajón que guarda su reforma constitucional, que protege la unidad de España, la soberanía nacional y la cohesión social, sigue cerrado a la espera de lo que mande Mariano Rajoy. Se trata de José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944), uno de los ministros más cercanos al presidente -amigos se definen ambos-. Dice que no le llega el ruido contra Rajoy, pero no lo esquiva: «Cuando yo era de UCD, la estrategia del PSOE fue dinamitarnos y su primera maniobra, volar la cabeza a Suárez».
-¿Hay ruido interno para que Rajoy se marche?
-Comprenderá usted que a mí, que soy su amigo, no me lo hubieran contado. Pero Rajoy es un señor que ha sacado a este país de condiciones muy difíciles. Y España necesita un Gobierno estable y ese gobierno tiene que estar formado por partidos estables; la salida de Rajoy supondría la desestabilización del PP y, honestamente, no cambiaría la situación actual.
-Dígame cómo está: ¿resignado, enfadado, con ganas de irse...?
-Tiene un gran temple y está convencido, con razón, de que ha hecho lo que tenía que hacer por España. Supongo, aunque no lo diga, que siente algo de tristeza porque no se han reconocido los resultados del trabajo que ha hecho. Hace unos días un primer ministro extranjero me dijo: «Qué injusto ha sido el pueblo español con Rajoy».
-¿Se equivocó al declinar la propuesta del Rey?
-Rotundamente no. La Constitución española en su artículo 99 faculta al Rey para que concluya qué líder está en condiciones de cumplir el mandato de formar Gobierno. Y Rajoy no estaba en condiciones de cumplir ese mandato.
-Volvamos a la investidura. Si la aritmética no le cuadra a Pedro Sánchez sin la abstención del PP o de Ciudadanos, menos le sale a Rajoy, teniendo en cuenta que el PSOE no quiere ni oír hablar de la gran coalición. ¿Por qué el presidente no ha cerrado la puerta a presentarse más adelante?
-Estamos ante un diálogo asimétrico. El PSOE no quiere pactar con el PP que es el partido que ha ganado, en número de escaños y por más de un millón setecientos mil votos y, sin embargo, quiere pactar para investirse él como presidente. Sánchez ni siquiera dejó a Rajoy explicarle su opción para el pacto. Hoy se está haciendo a la inversa: sumamos escaños de unos y otros, sean o no compatibles.
-¿Cómo se ha podido llegar a un país en el que los líderes de los dos primeros partidos no se hablen, ni saluden, ni dialoguen sobre lo que importa?
-El debate que planteó el señor Sánchez en la campaña con el señor Rajoy fue extraordinariamente agrio, impropio de democracias consolidadas. Le recuerdo que fue el señor Sánchez quien marcó su posición: «no», «después no» y «qué parte del no no ha entendido». Le diré una cosa: la marginación de uno de los dos grandes partidos ha arrojado consecuencias muy malas para España. Ocurrió con el pacto del Tinell, mediante el que se discriminó al PP, y mire lo que pasa hoy en Cataluña.
-¿O sea que un partido de populistas y socialistas sería una buena noticia para los independentistas?
-No lo digo yo. El propio señor Tardà, portavoz de ERC, dijo esta misma semana en mi comparecencia en el Congreso: «Cualquier cosa menos el Partido Popular». Mire, hay un grupo de fans de la salida del PP del Gobierno.
-Que son...
-Los independentistas
-Pero si no fragua esa alianza de izquierdas es muy posible que el PSOE y Ciudadanos intenten que ustedes, por razones de Estado, se abstengan con Pedro Sánchez.
-No creo que el PSOE pueda hacer un gobierno con Podemos, IU, PNV y la abstención de todos los independentistas, por eso lo que ahora barajan es que nosotros nos abstengamos. Es inimaginable. Pensar que el primer partido de la nación, el que ha ganado las elecciones, se va a hacer el harakiri es no conocer al PP. Sería un fraude a nuestros votantes.
-¿Cree que Pedro Sánchez prefiere ser presidente del Gobierno unos meses que exsecretario general del PSOE el resto de su vida?
-Habrá visto la película Casablanca. Al final, cuando Ilsa le pregunta a Rick, «¿qué va a ser de nosotros?», él contesta: «¡Qué importa el destino de tres personas como nosotros en un mundo tan enloquecido como éste!». Entienda que el destino de Sánchez me importa mucho menos que el de España.
-¿Cuál es el destino del PP tras la incesante sangría de corrupción?
-Es un problema que está deteriorando enormemente a toda la clase política, pero no sólo a la política. La corrupción deteriora la marca España, la cohesión interna de nuestra nación, y desanima a miles de gentes que sirven a su país desinteresadamente.
-¿Se veía venir ese castigo electoral tras las tramas descubiertas?
-Sí. Cuando pides sacrificios a la población y aparecen casos de corrupción, todo está escrito. Aquí hemos tenido una crisis económica desde 2007 para la que, en contra de lo que dijo el Gobierno del PSOE, España no estaba preparada. Cuando se produce algo así, o ajustas tu economía o no te prestan dinero. Ya ha visto lo que ha pasado en Grecia, el modelo de Podemos, donde su Gobierno ha tenido que recortar las pensiones un 30%. Y como nosotros no quisimos eso, tuvimos que pedir unos sacrificios enormes.
-Que unidos a la corrupción...
-Cuando tú estás pidiendo esos sacrificios y aflora la corrupción pues ya me dirá... Por desgracia, descubrimos conductas inapropiadas de unos pocos que se aprovecharon. Como dice Javier Cercas, «lo difícil no es cambiar a los mangantes por personas decentes, sino impedir que las personas decentes se conviertan en mangantes». Y eso requiere un gran pacto nacional.
-¿Se ha sido laxo con los corruptos?
-Creo que no ha habido ningún gobierno que haya tomado más medidas contra la corrupción, aunque nunca parezcan suficientes. Yo siento vergüenza. Cuando un señor que te encuentras en un restaurante te mira como si tú fueras un golfo… Si algo es importante para mí en esta vida es el honor.
-¿Esperanza Aguirre tenía que haberse ido antes de las elecciones?
-Yo no conozco los hechos ni sus motivaciones. Al final son decisiones muy personales. Pero no olvide que la corrupción también afecta a otros partidos.
-Si no han sido laxos, ¿por qué sus votantes les dan la espalda?
Porque hemos tenido un problema de comunicación. Nuestra capacidad de explicar lo que ha pasado y las medidas que hemos adoptado no ha sido la más brillante del mundo.
-¿Temen en la UE a Podemos?
-Se enfadaron en Podemos porque yo dije que con ellos en el Gobierno no estaba seguro el pacto antiyihadista, pero es verdad. En Europa lo que dicen es que España ha salido de la UVI pero todavía está convaleciente. Una alianza de España con Portugal y Grecia crearía un flanco sur heterodoxo con políticas frágiles y peligrosas para todos los socios. Este viernes mismo la agencia Moody’s empeoró la perspectiva de nuestro país por la inestabilidad política, y lo que es más importante, por la posibilidad de que se forme un Gobierno heterodoxo, por decirlo suavemente.
-¿Qué valoración hace del acuerdo alcanzado ayer sobre el «Brexit»?
-Como federalista convicto y confeso, celebro que se haya alcanzado un acuerdo que va a permitir a Cameron hacer campaña en pro de la permanencia del Reino Unido en la UE. Su salida hubiera sido una auténtica catástrofe. Sin embargo, no me gustan muchas de las concesiones que los socios europeos nos hemos visto obligados a hacer. Nos corresponde ahora a los países del euro avanzar hacia los Estado Unidos de Europa.