El Secretario de Estado de Cooperación Internacional avanza aquí el V Plan Director de la Aecid, sus nuevos formatos de desarrollo y financiación y su enfoque contra la pobreza extrema. Se trata de la hoja de ruta de la política española para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Nos encontramos en la última fase de negociación y redacción del V Plan Director de la Cooperación Española. Cuando se cumplen 30 años de la fundación de la Agencia Española de la Cooperación para el Desarrollo (Aecid), la ayuda a la prosperidad y la solidaridad, se han convertido en referentes de la sociedad. Una sociedad democrática, que busca la igualdad, abierta al mundo y profundamente comprometida con el multilateralismo.
Estamos en un mundo en transición, con nuevos retos y enfoques; el gran desafío es una respuesta internacional coordinada a todos ellos. Por eso, queremos navegar en convoy con aquellos que comparten nuestros valores y objetivos, porque juntos se llega más lejos y se obtienen mejores resultados. Eso implica tanto a los múltiples actores de la cooperación española (administración del Estado, comunidades autónomas, entes locales, ONG, universidades, empresas, sindicatos) como a nuestros países socios, amigos y aliados en la Unión Europea, América Latina, África y Asia.
Cada uno de los cuatro planes precedentes se ha construido sobre los logros de los anteriores, y ha tenido su propia impronta y carácter, derivada de los factores que en cada momento condicionaban la situación y las necesidades internacionales. Nos insertamos ahora en esa trayectoria, y frente a documentos previos con mayor voluntad pedagógica, extensión académica y construcción teórica, hemos procurado esta vez un documento de trabajo sintético, ágil, de comprensión directa y accesible a cualquier interesado. Es una guía de acción, un cuaderno de campo a partir del cual los gestores de la cooperación pueden ir poniendo en marcha sus acciones.
Es un documento orientado al contraste, al debate y al aprendizaje continuo. Y también, cómo no, a la rendición de cuentas. El informe que ha elaborado la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe está siendo sometido a la consideración de la Comisión Interministerial, la Interterritorial y el Consejo de Cooperación para el Desarrollo, según establece la Ley de Cooperación de 1998. Por respeto a esas deliberaciones, y al enriquecimiento que las mismas puedan aportar, sólo haré unas breves indicaciones sobre su contenido.
El plan traslada a la política española de cooperación la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que adopta como propios, y que constituyen la hoja de ruta de la humanidad para las dos próximas décadas.
Es un documento que presta especial atención a la construcción de resiliencia, para reforzar a los grupos más vulnerables, entendida como la capacidad de personas y comunidades para prever amenazas, afrontarlas adecuadamente y poder recuperarse de ellas.
Se mantiene la voluntad central de la lucha contra la pobreza en términos multidimensionales, lo que permite la mejor identificación de carencias, acciones y beneficiarios, así como la mayor eficacia en el uso de recursos públicos.
El plan abunda en el concepto de estrategias diferenciadas hacia los problemas del desarrollo, mantiene la concentración geográfica en los países prioritarios para nuestra cooperación y persevera en la colaboración con los países de renta media en base a acuerdos de nueva generación y marcos estratégicos de asociación.
Parte de una comprensión cabal del mundo en mutación en que vivimos, aprecia amenazas globales y al tiempo, procura la necesaria construcción de bienes públicos que nos proteja de las mismas.
El plan director se adentra en nuevos formatos de cooperación técnica, nuevos flujos de financiación y apropiación por los países socios, siempre apuntando hacia la lucha contra la pobreza extrema y desigualdad como elementos centrales de nuestra política. Cree en las alianzas entre todos los actores de cooperación, lo que encaja con el ODS número 17, y trabaja en paralelo con los nuevos instrumentos jurídicos y de ejecución de la cooperación de la Unión Europea, y con la puesta en marcha del nuevo Consenso Europeo para el Desarrollo.
En este mundo cada vez más complejo, la cooperación española debe colaborar con los países socios en un crecimiento económico inclusivo, con justicia social y que procure la sostenibilidad medioambiental. La eficacia, coherencia, alineamiento y rendición de cuentas son los principios que inspiran este documento ágil e integrado. Un texto que mantiene el foco geográfico (con mayor dispersión no seríamos eficaces) y que selecciona los países socios según criterios de desarrollo humano, concentración de renta, pobreza multidimensional y capacidad de gestión de riesgos. En base a ello, y al valor añadido que nuestra experiencia pueda aportar, pondremos en marcha o continuaremos desarrollando, nuestros programas de cooperación.
Intentaremos concentrar el núcleo de nuestra labor en los ámbitos en que podemos ofrecer un mayor valor añadido y, donde históricamente se han centrado nuestras acciones: hambre cero, salud y bienestar para todos, educación de calidad, igualdad de género, agua y saneamiento, crecimiento inclusivo y sostenible y empleo digno y paz, justicia e instituciones sólidas.
El plan que ahora presentamos a la sociedad se elabora sobre esquemas de cooperación delegada y conjunta con la Unión Europea, sobre la reforma de nuestro Fondo para la Promoción al Desarrollo y se enfoca en la cooperación científica, tecnológica e innovación, en programas de cultura y desarrollo, cooperación sur-sur y triangular y una mejor gestión de la ayuda humanitaria; tema éste esencial en un momento en que se registran cuatro crisis de grado tres y cuando ha vuelto a aumentar el número de personas que pasan hambre tras varios años en declive. Asimismo, el refuerzo de la cooperación con las organizaciones no gubernamentales de desarrollo, que ya canalizan el 30% de los recursos de toda la cooperación española, es otra de las prioridades.
El documento se enmarca en nuestra apuesta por un incremento progresivo de recursos a la cooperación supeditado a las disposiciones presupuestarias reales y a la reforma de la Aecid conforme a lo establecido por la Ley 40/2015. Pero, además, en este año que empieza pasaremos el Examen Nacional Voluntario ante Naciones Unidas en el marco del Foro Político de Alto Nivel del Ecosoc. También, España participará en el nuevo Fondo Conjunto de Naciones Unidas para la Agenda 2030 con los recursos no empleados del Fondo ODS.
No sé si éste será el mejor, pero sí está siendo sin duda, en su elaboración, el más inclusivo y participativo de los planes directores, hasta el punto que el último de los múltiples seminarios realizados tuvo lugar el pasado 15 de diciembre. Hemos trabajado con nuestros interlocutores en la sociedad española, con la Unión Europea, con el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE y con Naciones Unidas; y hemos abordado temas novedosos, como migración y desarrollo, seguridad y desarrollo, manteniendo siempre como prioritarios nuestros enfoques de etnia y género, de trabajo por la completa igualdad hombres mujeres y por la promoción y protección de los pueblos indígenas.
Tras su paso por Congreso y Senado, y una vez aprobado el V Plan Director por el Gobierno de la nación, tendremos que empezar la negociación de los Marcos de Asociación País con los países prioritarios de nuestra cooperación y los Marcos de Acción Estratégica con los organismos de Naciones Unidas, con quienes trabajamos más estrechamente.
No empezamos de cero, sino que seguimos una honrosa trayectoria de tres décadas, comprometidos con la eficacia de la ayuda y la apropiación por los países socios.
Queremos aportar nuestras fortalezas y ventajas comparativas y ser un referente creíble en la comunidad internacional para contribuir, como lo indica la Agenda 2030, a no dejar a nadie atrás, ni tampoco a la vera del camino.