El Gobierno de España condena categóricamente la destrucción del templo de Baal, en la ciudad siria de Palmira. Este hecho brutal constituye una muestra más de la barbarie de Daesh en su afán por borrar la impronta que distintas civilizaciones han ido legando a lo largo de la historia a Siria y, en particular, a esta ciudad milenaria inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
España reitera la manifestación de su solidaridad con el pueblo sirio, y su convicción de que solo una solución política basada en un proceso de transición y reconciliación nacional en los términos de la Declaración de Ginebra de 2012 permitirá poner fin a un conflicto que ha causado ya incontables pérdidas humanas y materiales.