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ARTÍCULO

Europeos bajo palabra

Artículo del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Alfonso Dastis, en «El Pais», Opinión, 27 de abril de 2017

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Se cumplen 40 años del primer espaldarazo internacional a la democracia española

El día en que los partidos políticos españoles decidieron respaldar el documento de compromiso de España con los derechos humanos como garantía para acceder al Consejo de Europa, Santiago Carrillo pidió a uno de los arquitectos de nuestra entrada en la organización: “Quiero que me haga un favor. A ver si podemos vernos durante una hora para que me explique lo que es el Consejo de Europa, a qué hemos venido y lo que tengo que decir”. La anécdota muestra cómo por aquel entonces España ya tenía claras dos ideas sobre su futuro: que pasaba por Europa, aun sin que todos conociesen exactamente qué significaban algunas de sus instituciones; y que debía basarse en la unidad, la mostrada por todos los partidos respaldando aquel documento ante la comunidad internacional.

Europa también era consciente de que su futuro pasaba por España, por acoger a una joven democracia que empezaba a colocar los pilares que hoy sustentan a nuestro país. Con esa idea el Consejo de Europa decidió aprobar nuestro ingreso, pese a la ausencia de una Constitución en vigor. “Por palabra de honor”, lo definió el primer embajador representante permanente de España ante la institución, José Luis Messía.

Aquel ingreso puso de manifiesto el compromiso de España con los valores que defiende el Consejo de Europa: la defensa de la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos.

Este año conmemoramos el 40º aniversario del primer espaldarazo internacional a la democracia española. Por aquel entonces, las Comunidades Europeas eran conocidas como Mercado Común. El Mercado Común se convirtió en un gran éxito político en su doble vertiente de profundización y ampliación. El Consejo de Europa desarrolló a su vez la defensa y promoción del Estado de derecho y la democracia hasta convertirse en lo que los anglosajones llaman perro guardián de los derechos humanos, una organización paneuropea que tras la feliz desaparición del Telón de Acero ha unido en su seno a 47 Estados miembros que deben comulgar con los valores que defiende.

La democracia parlamentaria y el Estado de derecho sufren los embates de los populistas y los nuevos autoritarismos.

Si algo hemos aprendido en este tiempo de incertidumbre en que vivimos es que no se puede dar ningún logro político por adquirido definitivamente. Asistimos al cuestionamiento de valores e ideas hasta hace poco incontrovertibles. Entre ellos, los que vertebran la labor del Consejo de Europa y dan sentido a su existencia. La democracia parlamentaria y el Estado de derecho sufren los embates de los populistas y los nuevos autoritarismos. La crisis migratoria y de los refugiados, así como el terrorismo, ponen a prueba el respeto de los derechos humanos. En todos esos ámbitos, España tiene la firme convicción de que es necesario garantizar los derechos y las libertades de todos los ciudadanos, respetando el orden jurídico constitucional sobre el que se asienta nuestro Estado, que no puede verse en ningún caso conculcado para invocar la democracia.

El Consejo de Europa es una organización singular dentro del sistema contemporáneo de cooperación internacional. Su labor primordial consiste en denunciar las violaciones de los derechos humanos cometidas por los Estados miembros y los fallos y defectos de sus sistemas democráticos, con el fin de subsanarlos. En su entramado institucional destaca el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, cuyas sentencias son de obligado cumplimiento para los Estados parte del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Los jueces del tribunal cuentan con una autoridad moral y jurídica que les atribuye una responsabilidad especial de obrar con ecuanimidad y justicia.

Este jueves su majestad el rey Felipe VI visitará la institución ante la que su padre, el rey don Juan Carlos, tomó la palabra en 1979, ensalzando la vocación europeísta de nuestro país. Hoy, casi 40 años después, esa vocación sigue estando más presente que nunca. España se mantiene fiel al compromiso europeo, como firme defensora de la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos. Son los valores del Consejo de Europa, que contribuyeron de forma determinante a la construcción del Estado social y democrático de derecho, unido y plural, que hoy es España. Este camino de cuatro décadas recorrido de la mano del Consejo de Europa nos permite confiar en un futuro más libre, más próspero y más justo para todos los ciudadanos europeos, en el que el Consejo de Europa puede contar, como siempre, con el apoyo decidido de España en el desempeño de su misión.