La XXVI Cumbre Iberoamericana finalizó reafirmando el compromiso de los asistentes con el proyecto Iberoamericano y los valores de multilateralismo, diálogo y entendimiento que representa. Los mandatarios aprobaron por unanimidad la Declaración de Guatemala y 20 comunicados especiales que abordan multitud de temas desde cambio climático, países en desarrollo sin acceso a litoral, igualdad salarial, trabajo decente, comercio sostenible de café, y cooperación Sur-Sur. Al finalizar el encuentro, se anunció oficialmente que Andorra será la sede de la XXVII Cumbre Iberoamericana en 2020 y se formalizó el traspaso de la Secretaria Pro Tempore de la Conferencia Iberoamericana entre Guatemala y el Principado de Andorra.
En su intervención en la primera sesión plenaria de la Cumbre de Antigua, Su Majestad el Rey advirtió de que es responsabilidad de todos los jefes de Estado y de Gobierno participantes mantener a esta comunidad "activa y unida". Tras hacer hincapié en la importancia de empoderar legal y económicamente a las mujeres, Don Felipe aseguró que la comunidad iberoamericana "no se puede entender sin las mujeres, pues somos un todo sin limitaciones ni exclusiones". A continuación, resaltó el apoyo de España a los objetivos de desarrollo sostenible que promueve la cumbre y agradeció el trabajo de la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan. por último, Su majestad el Rey reafirmó su "firme compromiso" y el de España "con la construcción de este gran espacio iberoamericano y con la prosperidad y el bienestar, en pleno disfrute de derechos y libertades, de todos los ciudadanos" de la región.
En el marco de la Cumbre, se celebró el XII Encuentro Empresarial Iberoamericano, que reunió a importantes líderes empresariales, líderes de opinión y otros integrantes del sector privado para discutir las perspectivas regionales sobre prosperidad, inclusión y sostenibilidad. Asimismo, se presentó un informe sobre “Perspectivas Económicas de América Latina”, documento trabajado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
Las Cumbres Iberoamericanas nacieron en las Cumbres Fundacionales de Guadalajara (1991) y Madrid (1992), como respuesta a la voluntad política de los 21 países integrantes -22, tras la incorporación de Andorra- de formalizar el vínculo histórico entre América Latina y la Península Ibérica mediante el diálogo, la cooperación y la solidaridad. En la Cumbre de Cartagena de Indias (2016) se conmemoraron los 25 años de su andadura. A lo largo de estos años, el mecanismo de las Cumbres Iberoamericanas se ha venido consolidando como uno de los espacios privilegiados de la región, con una agenda positiva -educación, sanidad, juventud, cultura y fortalecimiento institucional- y con efectos concretos para los ciudadanos a través de los programas iberoamericanos de cooperación.