España condena rotundamente el acto violento de ayer contra los viajeros de una parada de tranvía en Jerusalén Este, en el que fueron heridas varias personas y perdió la vida un bebé de corta edad. El Gobierno espera que los responsables últimos rindan cuenta de sus actos ante la Justicia.
España manifiesta su profunda preocupación por la creciente tensión en la ciudad de Jerusalén, al tiempo que llama a los líderes políticos a que moderen el talante de sus declaraciones, en pro de una paz en la ciudad que beneficie a todos.