La Convención de 2005 es un acuerdo internacional jurídicamente vinculante que garantiza que los profesionales de la cultura puedan producir una amplia gama de bienes y servicios culturales.
Tiene como objetivos principales la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales, la creación de condiciones para que las culturas puedan interactuar libremente y el fomento del diálogo entre culturas a fin de garantizar intercambios culturales en pro del respeto intercultural y una cultura de paz.
La Convención trata de reafirmar la importancia del vínculo existente entre la cultura y el desarrollo para todos los países, en especial los países en desarrollo, y apoyar las actividades realizadas en el plano nacional e internacional para que se reconozca el auténtico valor de ese vínculo. Reitera al mismo tiempo los derechos soberanos de los Estados a conservar, adoptar y aplicar las políticas y medidas que estimen necesarias para proteger y promover la diversidad de las expresiones culturales en sus respectivos territorios.
Posteriormente se estableció la obligación de las Partes de proporcionar periódicamente informes a la UNESCO acerca de:
las medidas que hayan adoptado en la materia en sus respectivos territorios y en el plano internacional;
de propiciar y promover el entendimiento de la importancia que revisten la protección y fomento de la diversidad de las expresiones culturales mediante programas de educación, mayor sensibilización del público, etc.;
el deber de cooperación con otras Partes y organizaciones internacionales y regionales;
el fomento de la participación activa de la sociedad civil con vistas a alcanzar los objetivos de la presente Convención.
Texto de la Convención de 2005