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El patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, tales como:
tradiciones orales;
artes del espectáculo;
usos sociales;
rituales;
actos festivos;
conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo;
saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional.
Pese a su fragilidad, el patrimonio cultural inmaterial es un importante factor del mantenimiento de la diversidad cultural frente a la creciente globalización y contribuye al diálogo entre culturas promoviendo el respeto hacia otros modos de vida.
El valor social y económico de esta transmisión de conocimientos concierne a los grupos sociales tanto minoritarios como mayoritarios de un Estado, y reviste la misma importancia para los países en desarrollo que para los países desarrollados.
En tal contexto, la presente Convención tiene como objetivo:
la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial;
el respeto del patrimonio cultural inmaterial de las comunidades, grupos e individuos;
la sensibilización en el plano local, nacional e internacional a la importancia del patrimonio cultural inmaterial y de su reconocimiento recíproco;
la cooperación y asistencia internacionales.
Texto de la Convención de 2003