A partir de hoy 3 de diciembre de 2019, se celebra en Ginebra la reunión de Estados parte de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Toxínicas y sobre su Destrucción (CABT). Esta reunión es muy importante porque asienta los trabajos de cara a la próxima Conferencia de Examen que se celebrará en 2021.
La CABT entró en vigor el 26 de marzo de 1075, con el objetivo de excluir completamente la posibilidad de que los agentes biológicos (bacteriológicos o toxínicos) se utilicen como armas. Los Estados parte son ya 183 y han asumido las obligaciones de no desarrollar, producir, adquirir o almacenar agentes, vectores o equipos biológicos, toxicológicos o similares, cuyo uso no esté justificado atendiendo a fines pacíficos (investigación, defensa, etc.). Asimismo, cada Estado Parte tomará las medidas necesarias a nivel interno para cumplir con estos objetivos.
En esta reunión, los Estados parte analizarán los informes de los Presidentes de los Grupos de Expertos, centrados en asuntos de enorme relevancia: refuerzo de la cooperación internacional, para asistir a los Estados con menos capacidades; desarrollo científico y tecnológico, para analizar los avances que afectan a la Convención; refuerzo de la aplicación nacional, para asegurar el cumplimiento de la Convención a nivel nacional; asistencia, respuesta y preparación, para analizar nuestras capacidades en el caso de que ocurra un incidente biológico y refuerzo institucional de la Convención. Además, supervisa su situación financiera y los trabajos de cara a la Conferencia de Examen de 2021.
España apoya reforzar la Convención con una organización propia, que desarrolle un sistema eficaz de verificación y haga el seguimiento de los informes nacionales, conocidos como medidas de creación de confianza. España pide a los demás países que hagan efectivas sus contribuciones financieras obligatorias, para reforzar la Convención y el excelente trabajo que desarrolla la Oficina de Apoyo a la Aplicación (Implementation Support Unit) que trabaja en el palacio de Naciones Unidas de Ginebra.
España tiene un avanzado sistema de bioseguridad, reflejado en el Plan Nacional de Biocustodia y la Red de Laboratorios de Alerta Biológica. El objetivo es posibilitar una custodia efectiva de agentes biológicos relevantes, controlando su acceso y la protección física de las instalaciones donde se manejen estos agentes, así como su transporte seguro. El Plan Nacional de Biocustodia es dirigido por el Comité Especializado de No Proliferación, que es un órgano de apoyo al Consejo de Seguridad Nacional. Este Comité coordina las actividades del grupo interministerial de trabajo para la no proliferación de armas biológicas (GRUPABI). La Red de Laboratorios de Alerta Biológica (RELAB) responderían a una posible agresión biológica, al interconectar los grandes laboratorios de investigación biológica en España e intercambiar información y datos en apoyo a la gestión de una crisis.
Además, destaca el liderazgo de la Dirección General de Protección Civil del Ministerio del Interior en todas las situaciones de alerta y emergencia, y la labor del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias dependiente del Ministerio de Sanidad cuando se trata de riesgos de carácter sanitario como el que derivaría de un agente biológico. A través no sólo de ejercicios simulados, sino también con motivo de emergencias reales – aunque no vinculadas al contexto biológico –, estos centros españoles han demostrado una gran capacidad de reacción y una excelente gestión del Sistema Nacional de Alerta Precoz y Respuesta Rápida.