Embajador Delegado Permanente

El espíritu de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se alinea con los sueños más inspiradores surgidos de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial: propiciar el progreso, igualar las oportunidades y asegurar el bienestar. Nunca esos ideales han sido más pertinentes como en nuestro tiempo, tan propenso a asomarse al borde del abismo.

Asumo la misión de representar a España en esta Delegación Permanente con la ayuda de un excelente equipo, comprometido con el servicio a nuestro país y a la organización que los españoles contribuimos a fundar. 

Ahora afrontamos nuevos desafíos. Cohesionar las sociedades ante el corrosivo de la desigualdad. Fortalecer la democracia frente a los nuevos populismos. Respetar el planeta con la descarbonización. Impulsar la educación como eje transformador. Proteger mejor la salud pública. Dignificar más el envejecimiento. Intensificar nuestro compromiso con los ODS. Incrementar la alianza público-privada. Asegurar un Estado del Bienestar robusto frente al individualismo creciente en nuestras culturas. No ser indiferentes ante nada ni ante nadie; menos aún ante los más vulnerables. Dialogar. Acordar. Progresar juntos.

En esta nueva etapa aspiramos a profundizar la conexión de la OCDE y de nuestra Delegación Permanente con las comunidades autónomas, con la sociedad civil y con los agentes económicos y sociales. Asimismo, hay tres ambiciones con las que España fortalece su compromiso: materializar la igualdad real de las mujeres y avanzar en sus derechos en todo el mundo; progresar en nuestra relación con Latinoamérica y África, especialmente en las ampliaciones futuras de la OCDE a nuevos países para ganar equilibrio geográfico; y comprometernos con mayor determinación en el desarrollo sostenible con un objetivo: Crecer mejor. Esa es la vía para asegurar una transición justa en los retos de la sostenibilidad y la digitalización.

Desde la reafirmación de los valores democráticos, hoy de nuevo amenazados, y con las exigencias que implica la multilateralidad y la aceptación de reglas comunes, el objetivo de nuestra misión será expandir políticas de raíz humanista para el fin último de la OCDE: favorecer una vida mejor.

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