Ana Crismán, nacida en Jerez de la Frontera, es la primera y única arpista de flamenco en el mundo. Creció rodeada de la vibrante cultura flamenca de su ciudad natal, inmersa en los sonidos de los barrios de La Plazuela y San Miguel, lugares que también vieron nacer a la legendaria Lola Flores. Durante años ejerció como docente, hasta que un viaje a Irlanda cambió su destino. En la calle, vio a un músico tocando el arpa celta y sintió un impacto similar al que experimentaba al escuchar flamenco. Aquel sonido la conmovió profundamente y se obsesionó con la idea de que el arpa podía ser un instrumento flamenco. De vuelta a España, decidió invertir todos sus ahorros en comprar un arpa, a pesar de no tener conocimientos previos ni referencias sobre su uso en el flamenco. Sin maestros ni guías, dedicó innumerables horas a explorar el instrumento hasta encontrar en él los sonidos del flamenco.
Dejó atrás su carrera docente y se entregó por completo a su nueva pasión, tocando hasta 14 horas diarias para perfeccionar su técnica y desarrollar un lenguaje propio. Su esfuerzo la llevó a los escenarios más importantes, interpretando sus propias composiciones para un instrumento fabricado a su medida, participando en festivales internacionales y colaborando con artistas como Rancapino Chico y La Macanita. Finalista del programa “Tierra de Talento”, donde José Mercé la reconoció como la creadora del arpa flamenca, ha sido aclamada por la crítica y el público.
En su actuación en Viena, Crismán ofreció una interpretación magistral de varios palos flamencos tradicionales, entre ellos la soleá, las seguiriyas y las bulerías. A través de su talento y su enfoque artístico, logró transmitir la complejidad emocional y la pasión del flamenco, demostrando cómo un instrumento aparentemente distante de este género puede captar y expresar su esencia de manera única.
“Arpaora”, el álbum debut que presentó, y cuyo título es la fusión de los términos “arpa” y “cantaora” es un viaje sonoro por diferentes estilos del flamenco, donde sus propias composiciones de esta artista autodidacta dan forma a una propuesta fresca e innovadora. La combinación de la técnica de la arpista y su sensibilidad para el compás flamenco permitió que el público experimentara este género de una forma completamente nueva, demostrando su versatilidad y riqueza.
El público vienés, entusiasta, reconoció la originalidad y el virtuosismo de Ana Crismán, quien logró conectar con ellos a través de la singularidad de su propuesta. El evento, patrocinado por la Embajada de España en Viena y con la participación del Círculo Flamenco de Viena, reafirma el compromiso de “Spot on Flamenco” con la difusión de la riqueza musical española en Austria. La colaboración con ORF Radiokulturhaus ha hecho posible que artistas como Ana Crismán se den a conocer en este contexto, mostrando una vez más cómo el flamenco sigue evolucionando sin perder su esencia.