Los hermanos Regina y Michael huyeron de los enfrentamientos entre Boko Haram y las fuerzas armadas nigerianas, dejando atrás sus elementos de labranza y sus vacas. Como tantos otros, anduvieron a pie 200 kilómetros con escasos alimentos y agua.
Nadie les dijo a las vacas que no se comieran el maíz. Cuando el año pasado, Morris Yaji y su familia huyeron de la escalada de violencia alrededor de su pueblo en el noreste de Nigeria, la pareja y sus diez hijos tenían reservas de alimentos suficientes como para vivir cómodamente. Pero al no haber quedado quien controlara a los animales durante la época de cosecha, gran parte del alimento desapareció.
"Cuando regresamos a nuestra comunidad, vimos que el ganado se había comido gran parte de los alimentos que habíamos dejado", relató Yaji, un campesino residente en Mubi.
Mubi, Estado de Adamawa. Los enfrentamientos asolaron casi todo el noreste de Nigeria.
Una extensa zona del norte de Nigeria está sufriendo los efectos de los enfrentamientos entre Boko Haram y las fuerzas armadas nigerianas. En octubre de 2014, los ataques sembraron el caos en la región donde reside Yaji.
Más de 40.000 personas, en su mayoría agricultores, huyeron a pie y recorrieron más de 200 kilómetros hacia el vecino Camerún. Allí permanecieron en un campamento de refugiados, donde recibieron albergue, comida y agua.
A inicios de 2015, la situación en Mubi se había calmado. Pero a su regreso, los pobladores vieron que los cultivos en los campos y la comida de los depósitos habían sido depredados. Sin nadie que controlara al ganado, éste había quedado libre para recorrer las granjas a su antojo.
A pesar de la voracidad de los animales, a Yaji le quedó suficiente comida como para alimentar a su familia un par de meses más. Pero su próximo problema fue el mismo que el de muchos otros vecinos: sin ingresos tras su huida de la violencia, pocos tenían suficiente dinero como para comprar semillas o fertilizante para la próxima época de siembra.
Mubi, Estado de Adamawa. El maíz comienza a asomar en los campos. El CICR distribuyó semillas y fertilizante a los campesinos que regresaron luego de haber sido afectados por los enfrentamientos en el noreste de Nigeria.
El Comité Internacional de la Cruz Roja respondió distribuyendo 10 kg de semillas de maíz y 150 kg de fertilizante a cada uno de los más de 3.500 agricultores que regresaron a sus tierras, para que pudieran recomenzar sus vidas. A su vez, recibieron formación sobre las prácticas de labranza más eficaces y les entregó alimentos como para un mes, para evitar que las familias comieran las semillas destinadas a los cultivos.
"Nunca antes sufrimos una guerra, y la asistencia nos está ayudando a recuperarnos", dice Yaji, quien califica de "crucial" el respaldo recibido para reiniciar las tareas en su granja.
Mubi, Nigeria. Cada hogar recibió 150 kg de fertilizantes y 10 kg de semillas de maíz. El CICR proyecta apoyar a más comunidades del resto de Nigeria.
Jesús Serrano Redondo
Proyecto de divulgación sobre la situación humanitaria en el nordeste de Nigeria y países vecinos promovido por la Embajada de España en Nigeria con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en colaboración con Jesús Serrano.
Todas las historias de este proyecto fueron recogidas en 2015.