Una de las principales preocupaciones de los desplazados internos es la falta de víveres y recursos. Algunas familias sobreviven con apenas un poco de arroz cada día. El Comité Internacional de la Cruz Roja es una de las pocas organizaciones internacionales presentes en el terreno para prestar asistencia. Debido al gran número de personas desplazadas, multitud de ciudades como Maiduguri han visto sus infraestructuras existentes al borde del colapso. La mayoría de los desplazados se han asentado en escuelas, edificios gubernamentales o con familias de acogida, lo que representa una pesada carga para las comunidades afectadas, ya de por sí empobrecidas.
Cuando las familias tuvieron que huir de sus hogares, dejaron los campos abandonados. La producción agrícola y el comercio han disminuido, lo que está afectando a todo el tejido socioeconómico. Muchas personas desplazadas que han huido han perdido también el contacto con sus familiares.
Muchas personas que huyen de la violencia no tienen acceso a atención médica. Las mujeres embarazadas han tenido que dar a luz en condiciones muy difíciles. Los cirujanos se enfrentan a lesiones que, por lo general, no han tratado, producidas por bala o explosiones de bomba.
La comunidad internacional tiene un papel crucial que desempeñar en la curación de las heridas físicas y psicológicas que se están infligiendo a la población civil. Se debe continuar con el apoyo y la asistencia a las comunidades afectadas para que las huidas en medio de la noche y las pesadillas vividas en la selva por miles de mujeres, niños y ancianos sean cosa del pasado.
Campo de desplazados Federal Training Centre en Maiduguri.
Lugares como Maiduguri, Yola y Gombe, en el noreste de Nigeria, se han convertido en el hogar de cientos de miles de personas desplazadas. Algunas familias se han instalado en escuelas, edificios gubernamentales y campamentos de desplazados. Otras se encuentran con familiares y familias de acogida, poniendo más presión sobre las comunidades ya empobrecidas.
Campo de desplazados Federal Training Centre en Maiduguri.
La situación de los desplazados por la violencia en el noreste de Nigeria, en particular mujeres, niños y ancianos, es extremadamente difícil. Muchos de ellos han tenido que caminar 200 kilómetros durante días sin su medicación.
Campo de desplazados Federal Training Centre en Maiduguri.
Estos niños huyeron con sus familias para salvar sus vidas cuando el conflicto armado entre Boko Haram y el ejército nigeriano llegó a su pueblo natal en el estado de Boro. Desde su llegada al campo de desplazados en Maiduguri, hace un año, no han podido ir a la escuela y tienen que vestir con harapos. Muchos de ellos caen enfermos y no tienen acceso a asistencia sanitaria. No hay dinero para ropa ni medicamentos.
Hospital Público Especializado de Maiduguri.
Un anestesista del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se ocupa de un herido de bala durante su operación. En colaboración con el Ministerio de Salud, el CICR proporciona atención quirúrgica a los heridos por armas de fuego y desplazados que requieren atención de emergencia.
Hospital Público Especializado de Maiduguri.
"Una granada explotó en mi tienda cuando un niño entró con ella pensando que era un juguete", comenta Umar Abba, paciente de 33 años de Baga, localidad situada en el estado de Borno. Umar se está recuperando en el Hospital Público Especializado de Maiduguri tras la amputación de su pierna izquierda.
Campo de desplazados Malkohi en Yola.
Mujeres nigerianas afectadas por el conflicto armado cosen vestidos tradicionales de Nigeria en un campo de desplazados en Yola, donde viven desde hace más de un año. "Durante mi huida en el bosque, vi a una mujer que acababa de dar a luz y cubría al bebé con hojas secas. Luego lo abandonó para salvar su vida", comenta Umm Salma, una residente de Michika, obligada a huir para salvar su vida.
Jesús Serrano Redondo
Proyecto de divulgación sobre la situación humanitaria en el nordeste de Nigeria y países vecinos promovido por la Embajada de España en Nigeria con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en colaboración con Jesús Serrano.
Todas las historias de este proyecto fueron recogidas en 2015.