Hoy se ha celebrado la segunda sesión de trabajo del Grupo de Reflexión para la Presidencia española del Consejo de la UE, con el título “Europa de futuro” y que ha presidido el Secretario de Estado para la UE, Pascual Navarro. El Grupo de Reflexión forma parte de un proceso de escucha y debate cuyo objetivo es incorporar la visión de expertos en asuntos europeos en la reflexión para la Presidencia. La primera sesión tuvo lugar el pasado 30 de mayo, con el título “Europa geoestratégica”, y reunió a representantes de think tanks, instituciones académicas y organizaciones relacionadas con la UE junto al Ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares.
La Presidencia española se concibe como un proyecto país en el que se escucha al conjunto de la sociedad española. En este sentido, se ha cooperado con las Comunidades Autónomas a través de la CARUE, con el Parlamento mediante la Comisión Mixta para la UE y con la sociedad civil en el Foro de la Sociedad Civil para la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea. Para ahondar en este proceso se ha convocado por segunda vez al grupo de expertos en asuntos europeos que conforman el Grupo de Reflexión para la PEUE.
España asume la Presidencia en un contexto internacional que obliga a la UE a afrontar los retos del corto plazo –con una agresión rusa que nos retrotrae a los peores momentos de la historia europea— sin descuidar las exigencias del largo plazo, construyendo, por un lado, una Europa más geopolítica, y, por otro, una Europa de futuro, preparada para afrontar grandes cambios marcados por el desarrollo tecnológico y la escala global de retos como el cambio climático o las pandemias. Esto significa reforzar las capacidades de la Unión en energía, conectividad digital, seguridad alimentaria y salud: cuatro ámbitos que vertebrarán el Consejo Europeo informal que se celebrará el 4 y 5 de octubre en Granada.
Además, la construcción de esta Europa de futuro está estrechamente ligada a la percepción de legitimidad del proyecto europeo a los ojos de los ciudadanos, que esperan de la UE soluciones tangibles a los problemas de su vida cotidiana. Por ello, la doble transición ecológica y digital debe ir acompañada de un marcado enfoque social. La unidad de Europa también es su cohesión, que hoy se enfrenta a desafíos estructurales como la despoblación, el envejecimiento demográfico o las dificultades de los jóvenes en el acceso a la vivienda y al mercado laboral.